El pasado jueves, un sismo de magnitud 7,1 sacudió el oeste de Japón, lo que activó una respuesta inmediata de las autoridades locales y nacionales. Los meteorólogos emitieron un aviso temporal de tsunami y la Agencia Meteorológica de Japón alertó sobre la posibilidad de un nuevo «gran terremoto» en la próxima semana. Esta advertencia fue la primera de su tipo a nivel nacional.
Las medidas de precaución incluyeron la reducción de la velocidad de los trenes de alta velocidad, lo que ocasionó retrasos en los viajes. Además, el primer ministro de Japón canceló sus planes de viaje al extranjero. Sin embargo, el gobierno levantó la mayoría de las advertencias al no reportarse daños significativos.
“He decidido permanecer en el país al menos durante una semana para asegurarme de que las medidas gubernamentales y la comunicación están plenamente en marcha”.
El primer ministro japonés Fumio Kishida.
A pesar de la ausencia de daños graves, gran parte del país sigue en alerta máxima, preparándose para una posible emergencia durante la temporada alta de viajes de verano. Japón, ubicado en el Anillo de Fuego, es uno de los países más propensos a sufrir terremotos, debido a su ubicación en los límites de cuatro placas tectónicas.
Expertos han expresado dudas sobre la necesidad y precisión de estas advertencias. Algunos sostienen que podrían desviar recursos de otras áreas en riesgo. Shoichi Yoshioka, profesor de la Universidad de Kobe, señaló que Japón enfrenta un riesgo significativamente mayor de terremotos en comparación con otras regiones del mundo.
Zona de mucha actividad sísmica
El terremoto de Tohoku en 2011, de magnitud 9,1, es recordado como el peor en la historia reciente del país. Provocó un devastador tsunami y una catástrofe nuclear, con un saldo de unas 20,000 víctimas. Actualmente, los sismólogos advierten sobre el potencial megaterremoto de la Fosa de Nankai, que podría tener una magnitud superior a 9 y ocurrir en las próximas décadas.
El gobierno japonés ha advertido que hay entre un 70% y un 80% de probabilidades de que ocurra un sismo en la Fosa de Nankai en los próximos 30 años. Sin embargo, esta predicción ha sido objeto de controversia. Yoshioka cuestiona la precisión de este pronóstico, aunque no duda de que «un gran terremoto en esta zona» es inevitable.
A pesar de las críticas, la población japonesa sigue preparándose para posibles emergencias. La experiencia de desastres anteriores, como el terremoto de 2011, ha dejado una huella profunda en la sociedad. La preparación para catástrofes es una prioridad nacional, con simulacros y medidas preventivas implementadas desde la infancia.
No obstante, algunos expertos advierten sobre el peligro de enfocar demasiado la atención en la Fosa de Nankai. Sugieren que otras regiones del país, también vulnerables, podrían quedar desprotegidas. La reciente experiencia en la península de Noto, afectada por un sismo en enero, subraya la necesidad de una preparación más equitativa a nivel nacional.