Jorge Ruiz vivió durante años al lado de un hotel alojamiento en La Plata, Argentina, soportando ruidos insoportables que afectaban su salud física y mental. El lavadero industrial del hotel, ubicado justo al lado de su casa, funcionaba sin parar, emitiendo sonidos que lo privaban de descanso.
«No podía dormir, era un infierno», cuenta Jorge. Además de los ruidos de las máquinas, soportaba los ruidos típicos de las habitaciones del hotel, sumados al ruido de la limpieza constante. Todo esto afectó gravemente su calidad de vida, causándole insomnio y problemas de salud.
A pesar de las recomendaciones de que se mudara, Jorge decidió quedarse y luchar. Después de un largo juicio, en el que testificaron amigos y personas cercanas, un decibelímetro confirmó que los ruidos superaban los límites permitidos. La Justicia falló a su favor, otorgándole una indemnización de casi $24.000 dólares.
Con el cambio de ubicación del lavadero y la reducción de los ruidos, Jorge finalmente pudo recuperar la paz en su hogar. «No dormir te vuelve loco, ahora puedo vivir tranquilo», dice aliviado, tras años de lucha por su bienestar.