El «seco» es un plato icónico en Ecuador, conocido por su sabroso estofado que combina ingredientes como tomate, cebolla y pimiento. Este delicioso plato se realza con aderezos como el cilantro y, en algunas versiones, con jugo de naranjilla, que puede ser sustituido por jugo de naranja o cerveza. Su popularidad lo ha convertido en un símbolo de la gastronomía ecuatoriana.
El curioso origen del nombre «seco» se remonta a un campamento inglés en la Península de Santa Elena, donde a inicios del siglo XX los trabajadores se referían al segundo plato de la comida como «second». Esta palabra fue deformada por los ecuatorianos hasta transformarse en «seco», lo que demuestra cómo la cultura se entrelaza con la gastronomía.
A menudo, el seco se sirve con arroz colorado y maduro frito, lo que le añade un toque especial y distintivo. Sin embargo, a lo largo del país, existen variaciones en su presentación. En la región Sierra, por ejemplo, es común disfrutarlo con arroz blanco y papa, adaptándose a los gustos locales y costumbres culinarias.
Este plato ha logrado establecerse como uno de los favoritos en las familias ecuatorianas, siendo un elemento recurrente en las reuniones y celebraciones. Su versatilidad permite que cada hogar tenga su propia receta, haciendo de cada preparación una experiencia única.
La rica historia y el sabor del seco lo han consolidado como un referente de la cocina nacional. Más allá de ser un increíble platillo, representa la unión de tradiciones, ingredientes locales y el cariño con el que se cocina en cada hogar ecuatoriano.