En las montañas de Lombardía, Italia, los pastores han desarrollado una práctica única para el cuidado de los corderos recién nacidos: los “burros niñeras”.
Estos burros cargan a las crías en chalecos con bolsillos especiales, permitiendo su transporte seguro por terrenos empinados donde las frágiles patas de los corderos no resistirían.
Esta tradición tiene siglos de historia y destaca por su ingenio. Los burros no solo soportan el peso de las crías, sino que también cumplen un rol protector. Su naturaleza tranquila y su instinto territorial los hacen ideales para defender al rebaño de posibles depredadores.
Además, durante las largas travesías, los burros hacen paradas para que las crías desciendan, se reúnan con sus madres y se alimenten, antes de retomar el camino.
En las áreas rurales de Italia, los “burros niñeras” representan una conexión entre las antiguas costumbres y las modernas necesidades de los pastores.
A pesar de la mecanización que ha reducido el uso de animales de carga, en estas zonas montañosas, los burros siguen siendo esenciales, ayudando a mantener una tradición que combina naturaleza y tradición en una relación de cuidado y protección.