La seguridad de las redes WiFi en el hogar es un tema que a menudo se subestima, a pesar de los riesgos que representa. Una red desprotegida puede convertirse en la puerta de entrada para ciberdelincuentes interesados en robar datos personales y realizar fraudes.
Desde la conexión de dispositivos inteligentes hasta el uso de aplicaciones bancarias, una red puede facilitar la interceptación de comunicaciones, la instalación de software malicioso o incluso el control no autorizado de sistemas conectados.
Uno de los puntos críticos para garantizar la seguridad es la correcta configuración del router. Según un informe del Fraunhofer Institute, publicado en 2020, gran parte de los routers domésticos presentan fallos graves, principalmente debido a la falta de actualizaciones de firmware y al uso de contraseñas débiles.
El firmware, que actúa como el sistema operativo del router, debe mantenerse actualizado para corregir vulnerabilidades que los ciberdelincuentes podrían aprovechar. Sin embargo, el estudio reveló que más del 60% de los dispositivos analizados no habían recibido una actualización en más de cinco años, dejando expuestas fallas conocidas.
El uso de contraseñas predeterminadas es otro factor que aumenta los riesgos. Muchas veces, estas claves estándar, configuradas por los fabricantes, son fáciles de predecir o ya están registradas en bases de datos públicas.
Esto facilita que los atacantes accedan a la red mediante métodos como fuerza bruta o ataques de diccionario. Cambiar la contraseña del WiFi por una más segura, que incluya al menos 12 caracteres con letras, números y símbolos, es una de las formas más efectivas de protegerse. También se recomienda evitar contraseñas obvias y actualizarlas regularmente.
Además de estas medidas, es importante prestar atención a la ubicación física del router. Ubicarlo lejos de ventanas o lugares donde la señal pueda extenderse fuera del hogar ayuda a evitar que sea detectado por personas no autorizadas. Asimismo, activar el cifrado WPA3, deshabilitar funciones como el WPS o el acceso remoto, y crear redes separadas para invitados o dispositivos inteligentes son pasos adicionales para fortalecer la seguridad. Estas prácticas no solo protegen la red principal, sino también la privacidad de los datos personales que se transfieren a través de ella.