Comprar un vehículo usado puede ser una alternativa accesible para tener transporte propio, pero el kilometraje es un factor clave a considerar. Este dato refleja el nivel de desgaste que puede tener el motor y otros componentes, por lo que una cifra elevada podría implicar gastos adicionales en reparaciones.
Según expertos, un auto usado idealmente recorre entre 15.000 y 27.000 kilómetros por año. Por ejemplo, un vehículo de tres años debería tener entre 45.000 y 81.000 kilómetros, mientras que uno de diez años, hasta 270.000 kilómetros. Si el kilometraje supera este rango, es importante evaluar su mantenimiento previo y las condiciones en las que ha sido usado.
El tipo de uso también influye en el estado del auto. Un vehículo con kilómetros recorridos en carretera puede estar en mejor condición que uno usado principalmente en ciudad, donde el tráfico y los frenados constantes aceleran el desgaste. Además, el historial de mantenimiento es igual de crucial que el kilometraje.
Revisar la confiabilidad del odómetro es esencial, ya que en algunos mercados puede haber manipulación de datos. Consultar el historial del vehículo y observar signos de desgaste, como pedales o volante deteriorados, puede ayudar a identificar si el kilometraje es real.
Un auto con kilometraje alto no siempre es mala opción, pero exige mayores precauciones. Antes de comprar, es vital realizar una inspección mecánica y ajustar el precio según el estado del vehículo. Esto garantiza una compra equilibrada y evita problemas futuros.