Si te das cuenta de que siempre terminas en relaciones poco saludables, no es coincidencia. Existen factores emocionales y psicológicos que influyen en la manera en que escogemos pareja. Identificar estos patrones te permitirá cambiar tu enfoque y construir vínculos más satisfactorios.
1. Heridas emocionales del pasado
Las experiencias vividas en la infancia y la adolescencia pueden definir cómo interpretamos el amor.
Si creciste en un entorno donde el cariño era escaso o condicionado, es probable que busques inconscientemente relaciones que repliquen esos patrones, incluso si no son saludables.
- Ejemplo: Sofía tuvo una madre fría y distante. Ahora, en su vida adulta, se siente atraída por parejas que también son indiferentes con sus sentimientos, lo que refuerza su creencia de que el amor debe ganarse.
2. Falta de amor propio
Si no valoras tu bienestar, es posible que te conformes con relaciones en las que no te tratan con respeto.
La baja autoestima puede hacer que normalices conductas dañinas, simplemente porque sientes que no mereces algo mejor.
- Ejemplo: Juanito sufrió constantes críticas en su infancia, lo que afectó su seguridad en sí mismo. En la adultez, tiende a aceptar parejas que lo menosprecian, ya que inconscientemente cree que ese tipo de trato es lo normal.
–Según un estudio las parejas más felices comparten menos contenido en redes sociales
3. Miedo a la soledad
El temor a estar solo puede empujarte a mantener relaciones poco satisfactorias solo por la compañía.
Esta necesidad suele estar influenciada por la presión social o por creencias erróneas sobre el amor y la felicidad.
- Ejemplo: Mariana siente que necesita una pareja para sentirse completa. Por ello, tolera comportamientos dañinos en sus relaciones con tal de evitar la soltería.
¿Cómo construir relaciones saludables?
Si quieres dejar atrás las relaciones insatisfactorias, es importante que tomes acción, ya sea acudiendo a terapia, analizando tu pasado amoroso, estableciendo límites y, sobre todo, tomándote todo el tiempo que requieras. Comprender la raíz de tus elecciones sentimentales es el primer paso para transformar tu vida amorosa.