Barcelona SC y River Pate jugarán esta noche en el estadio Monumental, por el grupo B de la Copa Libertadores 2025.
El segundo equipo con más títulos del fútbol argentino y el máximo ganador de la Primera División ecuatoriana protagonizaron una de las semifinales más caóticas en la historia del certamen continental. Y aunque River vivió todo tipo de situaciones en la Libertadores, lo que ocurrió en 1990 sigue resonando con fuerza entre los hinchas que lo vivieron.
Un historial breve de Barcelona SC y River, pero inolvidable en la Libertadores
River y Barcelona se enfrentaron en apenas cuatro ocasiones por Libertadores, divididas en dos ediciones. En 1986, compartieron un triangular semifinal con Argentinos Juniors. Aquel River de Héctor «Bambino» Veira se impuso con claridad: 3-0 en Guayaquil y 4-1 en el Monumental. Esos triunfos lo impulsaron rumbo a su primera consagración en la Copa.
El segundo cruce, en 1990, el propósito de esta entrega, tuvo un desenlace diametralmente opuesto. Ya con formato de ida y vuelta, River ganó por la mínima en Buenos Aires. Pero la revancha en Ecuador fue una pesadilla: entre decisiones arbitrales polémicas, sospechas de arreglo, agresiones físicas y una definición por penales caótica, el Millonario quedó eliminado de manera bochornosa.
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River, entonces, envió una carta formal a la Confederación Sudamericana de Fútbol, hoy CONMEBOL, por lo sucedido.
Guayaquil, septiembre de 1990: el infierno
El árbitro peruano Carlos Montalván fue protagonista desde el inicio. A los 24 minutos del primer tiempo sancionó un penal inexistente por una supuesta infracción de José Tiburcio Serrizuela sobre Luis Alberto Acosta, delantero uruguayo que había pasado fugazmente por River en 1985. Acosta lo convirtió y puso el 1-0 que igualaba la serie.Marcelo Gallardo pondría lo mejor de River en la visita al ídolo
Las denuncias que surgieron después fueron impactantes: Acosta habría jugado con un sacacorchos escondido en sus pantalones (una acción temeraria que recuerda a los pinchazos de Carlos Bilardo), la policía ecuatoriana habría golpeado a los futbolistas argentinos, y los vestuarios visitantes se quedaron sin agua ni luz. Todo, en un clima de hostilidad alimentado por los altoparlantes del estadio, que repetían: «Barcelona campeón, River maricón»
Con el global igualado 1-1, la serie se definió por penales. Morales, arquero de Barcelona SC, le volvió a atajar un penal a Serrizuela, como había hecho en la ida. Luego Rubén ‘Polilla’ Da Silva estrelló su remate en el travesaño. La pelota picó sobre la línea y salió. Pero el árbitro pareció convalidar el gol: extendió su brazo al centro del campo. La confusión fue total. Hinchas ecuatorianos invadieron la cancha para festejar. Con el caos instalado, se dio por terminado el partido. Imágenes posteriores confirmaron que el balón nunca entró.
El contexto del torneo en sí mismo era caótico. En esa misma edición de Libertadores de 1990, la Confederación Sudamericana hizo repetir un partido de cuartos de final de Atlético Nacional contra Vasco da Gama por amenazas de muerte a tres árbitros uruguayos. Parece de película, pero fue real: los jueces, al llegar a Colombia, encontraron una valija con 20.000 dólares y un mensaje: «Nacional pasa o pasa». Por si hace falta aclararlo, era la época de Pablo Escobar como patrón del cartel de Medellín, que en noviembre de 1989 había matado a un árbitro colombiano.
Una herida institucional
Ya en Buenos Aires, River elevó una protesta formal a la Confederación Sudamericana. Jorge Perillo, entonces secretario del club, declaró: «River no pretende que el partido se juegue de nuevo, pero sí elevar una protesta formal. De su respuesta dependerá el futuro. Si no recibimos una respuesta satisfactoria, evaluaremos seguir en la Libertadores y la Supercopa». El título de la nota en la revista Solo Fútbol fue contundente: «¿Adiós a la Conmebol?».
Aunque la amenaza no se concretó, el escándalo dejó huellas. Serrizuela, una de las figuras de la Selección Argentina en el Mundial Italia ‘90, cargó con la cruz de los penales errados y empezó un conflicto personal con Passarella que se extendería por años. «Fui el primero que se peleó con él siendo técnico de River», diría décadas después.
El recuerdo en Guayaquil
Barcelona SC no logró el título: perdió la final ante Olimpia de Paraguay. Pero aquella semifinal ante River ocupa un lugar privilegiado en su museo. La camiseta que usó Morales ese día está en exhibición, y el arco en el que atajó los penales lleva su nombre. El otro arco, en homenaje a José Francisco Cevallos -arquero en la final de 1998-, completa ese espacio simbólico.
River y una de las derrotas más evitables
De las múltiples semifinales que River jugó a lo largo de su historia en Libertadores, la de 1990 ante Barcelona aparece como una de las más dolorosas y, sobre todo, evitables. En un contexto en el que abundaban los abusos de poder, las zonas grises y los fantasmas de corrupción, el club de Nuñez quedó atrapado en una pesadilla sudamericana.
La visita actual a Guayaquil, más allá de los nuevos protagonistas y realidades, revive inevitablemente aquel recuerdo imborrable.
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