La inteligencia artificial ya no solo resuelve dudas académicas o tareas cotidianas. Hoy, se ha convertido en un refugio emocional para millones de jóvenes, quienes encuentran en los chatbots una compañía constante, libre de juicio y siempre disponible. Sin embargo, expertos en salud mental advierten sobre los riesgos de una posible dependencia emocional hacia estas herramientas tecnológicas.
Un fenómeno global con impacto emocional
Plataformas como Character.AI o ChatGPT registran millones de usuarios diarios. En especial, los adolescentes están usando estos asistentes para desahogarse, recibir consejos y simular conversaciones que no se atreven a tener con humanos reales.
Según reportes, muchos jóvenes interactúan más de dos horas al día con bots que van desde un “psicólogo” virtual hasta celebridades ficticias, buscando contención emocional en un entorno digital que sienten más seguro.
¿Apoyo o dependencia?
Aunque estos bots pueden ser útiles para fomentar la autoexpresión, especialistas advierten que no sustituyen el acompañamiento humano. El psicólogo Dr. Kelly Merrill Jr., de la Universidad de Cincinnati, señala que la IA no está preparada para reemplazar la empatía, el tacto emocional o la intervención profesional frente a cuadros de depresión o ansiedad.
¿Qué preguntan los jóvenes a la IA?
Las preguntas más frecuentes reflejan sus necesidades afectivas, académicas y existenciales. Entre ellas:
- “¿Por qué me siento solo/a?”
- “¿Qué puedo hacer si nadie me entiende?”
- “¿Cómo mejorar mi autoestima?”
- “Dame un consejo para enfrentar un mal día.”
- “¿Qué hago si extraño a alguien que no está?”
- “¿Puedes decirme algo bonito?”
- “¿Cuál es el sentido de la vida?”
- “¿Cómo hablar con mis padres sin que se enojen?”
- “¿Puedes ser mi amigo?”
- “¿Tú también tienes emociones?”
Estas preguntas revelan un deseo profundo de ser escuchados y comprendidos, aunque sea por una entidad artificial.
El dilema digital
El uso excesivo de chatbots puede afectar el desarrollo emocional y social de los jóvenes, el peligro no es la tecnología en sí, sino su mal uso sin guía ni límites.
Los especialistas recomiendan:
- Supervisar el tiempo de uso de chatbots.
- Promover espacios de conversación familiar y emocional reales.
- Fomentar actividades offline: deportes, arte, lectura.
- Hablar abiertamente sobre salud mental y tecnología.
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