sábado, 26 julio 2025
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Japón ejecuta al «asesino de Twitter» por matar a nueve personas

El gobierno de Japón llevó a cabo este viernes 27 de junio de 2025 la ejecución de Takahiro Shiraishi, conocido como el “asesino de Twitter”, condenado por el asesinato y desmembramiento de nueve personas a las que contactó a través de la red social X (antes Twitter). Se trata de la primera ejecución en el país desde 2022.

Shiraishi, de 34 años, fue arrestado en 2017 tras una investigación que reveló una serie de homicidios cometidos en su domicilio cerca de Tokio. Sus víctimas, en su mayoría mujeres jóvenes de entre 15 y 26 años, fueron contactadas en línea tras publicar mensajes relacionados con tendencias suicidas. El criminal se aprovechaba de su vulnerabilidad, prometiéndoles ayuda para morir, pero las asesinaba, las descuartizaba y ocultaba sus restos en neveras portátiles y cajas de herramientas.

“Crímenes crueles y calculados”

En rueda de prensa, el ministro de Justicia, Keisuke Suzuki, señaló que Shiraishi cometió múltiples delitos: robo, violación, asesinato, destrucción y abandono de cadáver. “Nueve víctimas fueron golpeadas, estranguladas, asesinadas y desmembradas. Algunas partes fueron guardadas en cajas, otras arrojadas a un vertedero”, detalló.

Suzuki calificó los crímenes como actos cometidos “por una razón egoísta para satisfacer deseos sexuales y financieros”, y aseguró que causaron “gran ansiedad en la sociedad japonesa”. Agregó que, tras una reflexión detenida, firmó la orden de ejecución.

El hallazgo de la “casa del horror”

El caso salió a la luz cuando la policía investigaba la desaparición de una joven de 23 años. Su hermano, al acceder a su cuenta de Twitter, encontró pistas que llevaron a los agentes hasta la vivienda de Shiraishi. En el lugar, los investigadores encontraron 240 restos humanos almacenados y ocultos con arena para gatos para disimular el olor a descomposición. También hallaron herramientas como sierras, cuchillos y tijeras.

Durante el juicio, celebrado en 2020, Shiraishi admitió los crímenes. Su defensa argumentó que las víctimas deseaban morir y que por tanto hubo consentimiento. Sin embargo, el tribunal desestimó esta línea, tildando los crímenes de “astutos y crueles”. El juez afirmó que “se pisoteó la dignidad de las víctimas” y que el acusado se aprovechó de personas “mentalmente frágiles”.

Debate sobre la pena de muerte en Japón

Japón, junto con Estados Unidos, es uno de los dos países del G7 que mantiene la pena de muerte. Las ejecuciones, que se realizan por ahorcamiento, cuentan con un alto nivel de respaldo público: un 83% de los ciudadanos considera este castigo “inevitable”, según una encuesta de 2024.

Sin embargo, organizaciones defensoras de derechos humanos han criticado el sistema japonés por su falta de transparencia y por el hecho de que los presos en el corredor de la muerte no suelen ser informados de su ejecución hasta pocas horas antes. Aunque la ley exige que la ejecución se realice dentro de los seis meses posteriores a la sentencia firme, muchos reos permanecen años, e incluso décadas, esperando.

Con esta ejecución, Japón reabre el debate sobre el equilibrio entre justicia, castigo y derechos humanos, en un sistema donde los crímenes más atroces, como los de Shiraishi, dejan cicatrices profundas en la sociedad.