Una intensa ola de calor anticipada continúa afectando a millones de personas en Europa. Tras impactar con temperaturas extremas a España, Portugal y Francia, el fenómeno se ha desplazado hacia el este del continente, alcanzando países menos acostumbrados a estos picos térmicos como Alemania, Bélgica y Países Bajos.
En Alemania, los termómetros han alcanzado hasta 40 °C en ciudades como Mannheim, mientras que en Berlín se reportaron máximas de 37 °C. En Dresde, el río Elba presenta niveles de agua críticamente bajos, similares a los esperados para finales del verano. Bélgica superó los 35 °C y en Bruselas, el Atomium cerró sus puertas como medida de precaución. En los Países Bajos, se registró la primera “noche tropical” del año con temperaturas que no bajaron de los 20 °C.
Aunque las olas de calor no son nuevas, los expertos advierten que, debido al cambio climático, estas se presentan con mayor frecuencia y fuera de las fechas habituales, como junio y septiembre. Francia y España vivieron los meses de junio más calurosos de su historia, y Portugal registró un récord de 46,6 °C en Mora.
Las consecuencias ya son graves: al menos cuatro muertes han sido confirmadas en España, donde también se han reportado incendios forestales, y varios países activaron alertas sanitarias. Para muchos, el aire acondicionado ha dejado de ser un lujo y se ha convertido en una necesidad básica, aunque no todas las familias pueden afrontar los costos energéticos, lo que ha visibilizado una creciente pobreza energética.
Los científicos alertan que estos fenómenos extremos seguirán intensificándose mientras persistan las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que la adaptación y la acción climática urgente son indispensables.