Lo que parece una elección estética en la mesa podría estar afectando tus hábitos alimenticios más de lo que imaginas. Investigaciones recientes revelan que el color del plato influye en cuánto comes, debido a un efecto visual conocido como la ilusión de Delboeuf, que altera la percepción del tamaño de las porciones.
Este fenómeno demuestra que la similitud entre el color del alimento y el plato puede hacer que una persona coma más de lo necesario, mientras que un alto contraste entre ambos reduce la ingesta.
¿Qué colores de plato afectan más el apetito?
Según estudios de la Universidad de Cornell y expertos en psicología alimentaria, estos son algunos efectos de los colores más comunes:
- Platos blancos: favorecen el exceso de comida si el alimento es claro, como arroz o pasta.
- Platos rojos: pueden reducir el apetito, ya que el cerebro asocia el color rojo con alerta o peligro.
- Platos azules: disminuyen la atracción visual hacia la comida y ayudan a controlar las porciones.
- Platos negros: generan la percepción de porciones más grandes y elegantes.
- Platos amarillos: estimulan el apetito, por eso se usan en entornos infantiles o geriátricos.
- Platos verdes: asociados con alimentos naturales, promueven elecciones más saludables.
- Platos grises: reducen el atractivo visual de la comida, ideal para controlar la ingesta.
Más allá del color: forma, tamaño y contraste
Además del color, hay otros aspectos que influyen en la percepción del alimento:
- Tamaño del plato: los platos grandes hacen que la comida parezca menor y favorecen el exceso.
- Forma del plato: los cuadrados o rectangulares permiten calcular mejor las porciones.
- Tazón vs. plato: los tazones pequeños y profundos ayudan a reducir cantidades sin notarlo.
- Contraste con la mesa: un plato que contrasta con el mantel o superficie mejora la percepción del tamaño real de la comida.
¿Cómo aplicar esto en casa?
Según los objetivos nutricionales, puedes elegir los platos más adecuados:
- Para controlar el apetito: usa platos azules o rojos, pequeños y con contraste con la comida.
- Para estimular el apetito (niños o adultos mayores): opta por platos amarillos o naranjas.
- Para promover comidas saludables: prefiere vajilla verde o blanca con borde marcado para destacar alimentos como verduras, legumbres o cereales.
Conclusión
La elección de la vajilla no es solo cuestión de decoración. La ciencia confirma que el color del plato influye en cuánto comes, y puede ser una herramienta útil para adoptar hábitos alimenticios más conscientes.