En la constelación de Escorpio, una estrella casi muerta dejó un rastro espectacular: la Nebulosa de la Mariposa. Vista desde la Tierra, parece una mariposa con dos grandes alas de gas y polvo que se abren en direcciones opuestas.
La nueva imagen obtenida por el telescopio Gemini Sur permite ver esas estructuras con más claridad. Se aprecian filamentos finos, nubes superpuestas y un centro extremadamente brillante. Todo ese material salió de una estrella que, hace millones de años, fue mucho más grande que el Sol.
Para el público, la foto impacta por su belleza. Para la ciencia, representa una oportunidad para estudiar cómo se dispersa la materia estelar y cómo ese gas puede formar nuevas estrellas y planetas en el futuro.
¿Qué es la Nebulosa de la Mariposa?
La Nebulosa de la Mariposa lleva la etiqueta NGC 6302 en los catálogos astronómicos. También se conoce como Caldwell 69. Pertenece al grupo de las nebulosas planetarias bipolares.
Algunos datos clave:
- Está en la constelación de Escorpio.
- Se ubica a entre 2.500 y 3.800 años luz de la Tierra.
- Nació cuando una estrella expulsó sus capas externas al espacio.
- En el centro queda una enana blanca muy caliente, con temperaturas estimadas de más de 250.000 °C.
Las “alas” surgen porque el gas salió en chorros opuestos. La forma final depende de muchos factores: la rotación de la estrella, los vientos estelares y la posible presencia de una compañera.
Estas nebulosas actúan como un laboratorio natural. Muestran cómo una estrella devuelve al espacio parte del material que luego usará el cosmos para crear nuevas estructuras.
¿Cómo captó Gemini Sur esta nueva imagen?
El telescopio Gemini Sur está en Cerro Pachón, en los Andes chilenos. Cuenta con un espejo de 8,1 metros de diámetro y forma parte del Observatorio Internacional Gemini.
La nueva imagen se publicó en el marco de los 25 años del observatorio. Como parte de la celebración, estudiantes chilenos participaron en una iniciativa educativa y eligieron a la Nebulosa de la Mariposa como objetivo astronómico destacado.
Para obtener la imagen, el equipo utilizó varios filtros ópticos. Cada filtro resalta una parte distinta del gas: regiones más calientes, zonas con más polvo y bordes muy finos en las “alas”. Luego, los astrónomos combinaron los datos en una sola fotografía de alto contraste.
Los colores no representan exactamente lo que vería un ojo humano. Muestran diferentes longitudes de onda y ayudan a distinguir elementos y temperaturas. Gracias a ese procesamiento, las estructuras internas de la nebulosa se vuelven más claras para investigadores y público general.
Para la comunidad científica, la imagen no es solo una foto bonita: aporta detalles sobre la morfología del gas, los choques de material y la posible historia de expulsiones de la estrella central. Esa información ayuda a reconstruir cómo evolucionan objetos similares y qué podría ocurrir, a muy largo plazo, con estrellas del tamaño del Sol.
