Los desastres medioambientales sin precedentes registrados en 2024, como inundaciones en Rio Grande do Sul, sequías extremas en la Amazonía e incendios forestales en varias regiones, han provocado un aumento de la «ecoansiedad» entre los adolescentes brasileños. Este fenómeno, definido como la ansiedad crónica ante las crisis climáticas, está generando un impacto significativo en la salud mental de los jóvenes.
Según recoge la agencia EFE, el año 2024, señalado como el más cálido de la historia, ha dejado a Brasil enfrentando intensas lluvias torrenciales, altas temperaturas y tragedias ecológicas que han generado miedo y desconfianza hacia el futuro. Según una encuesta del Instituto Datafolha, el 77 % de los brasileños cree que el cambio climático es real y está causado por la actividad humana, mientras que el 52 % espera sentir sus efectos de manera inmediata.
El psicoanalista Francisco Nogueira explica que muchos jóvenes experimentan ecoansiedad, lo que los lleva a evitar planes como tener hijos debido a su visión pesimista del futuro. Esta situación, según el experto, podría tener consecuencias a largo plazo tanto en las personas como en países con tasas de natalidad en descenso, como Brasil.
En las aulas, esta preocupación es evidente. Estudiantes como Sara Ferreira, de Brasilia, reflexionan sobre el impacto de la crisis climática tras episodios como los 167 días sin lluvias en la capital brasileña. Profesores como Adalberto de Sales relatan que los jóvenes están más atentos y exigen respuestas, cuestionando las causas de los desastres y sus implicaciones para la salud y el medio ambiente.
Los adolescentes brasileños están cada vez más comprometidos con la lucha contra el cambio climático, buscando entender las causas de la degradación ambiental y demandando acciones concretas. Este compromiso refleja una mayor conciencia sobre los desafíos globales que afectan a su futuro y el del planeta.