Es una escena común: alguien se truena los dedos y de inmediato recibe una advertencia como “¡Te vas a dañar las articulaciones!”. Sin embargo, esta creencia popular no está respaldada por la ciencia.
Según la médica traumatóloga Renata Gregorio Paulos, del Instituto de Ortopedia y Traumatología del Hospital das Clínicas de la Universidad de São Paulo (HCFMUSP), no existen pruebas científicas de que este hábito cause daño en las manos o aumente el riesgo de artritis.
¿Qué ocurre cuando me trueno los dedos?
El famoso “chasquido” que se escucha al tronarse los dedos no proviene de los huesos, sino de un fenómeno natural en el interior de las articulaciones. Este sonido se genera por el estallido de burbujas de aire en el líquido sinovial, un fluido que nutre y lubrica los cartílagos.
Este cambio ocurre por una variación de presión interna al estirar o comprimir las articulaciones. Aunque puede sonar fuerte, no representa un daño físico.
¿Existen riesgos reales?
A pesar de que la idea de que tronarse los dedos genera enfermedades articulares ha estado presente por décadas, no hay estudios concluyentes que lo confirmen. De hecho, uno de los trabajos más famosos sobre el tema fue publicado en 1998 por el médico Donald Unger, quien realizó un experimento personal durante más de 50 años. Aunque ganó notoriedad, su estudio fue más anecdótico que científico.
¿Hay algún beneficio?
Aunque el hábito no ofrece beneficios clínicos importantes, algunos estudios han detectado un aumento leve en el rango de movimiento justo después de tronarse los dedos. Sin embargo, este efecto es temporal y no tiene un impacto real en la salud de la articulación.
¿Entonces es seguro?
En resumen, tronarse los dedos no hace daño, pero tampoco aporta beneficios significativos. La única advertencia es social: puede incomodar a las personas cercanas por el sonido que produce, así que es recomendable ser respetuoso con el entorno.