México y Bolivia han decidido respaldar la petición de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para retirar la hoja de coca de la lista de sustancias prohibidas. La ministra de Justicia de Colombia, Ángela María Buitrago, confirmó la adhesión de ambos países a esta iniciativa, que fue presentada por el gobierno del presidente Gustavo Petro durante la sesión de la Convención de Estupefacientes en Viena.
Según la funcionaria, esta alianza busca generar un debate internacional sobre la política de drogas y la efectividad de las estrategias implementadas hasta ahora. “Podemos ver cómo hay posibilidad de aliarnos y de hacer incidencia para que muchos países entiendan la posición de Colombia y analicen qué ha funcionado y qué no en la lucha contra las drogas”, explicó en declaraciones a W Radio.
La propuesta ha generado controversia en Colombia, el principal productor mundial de cocaína. Desde el inicio de su mandato, Petro suspendió la erradicación forzada de cultivos de coca, argumentando que los campesinos que la siembran son víctimas del narcotráfico. En su lugar, el gobierno ha fortalecido la lucha contra las organizaciones criminales dedicadas a la producción y tráfico de la droga.
Sin embargo, esta política coincidió con un aumento significativo en la producción de cocaína en el país. De acuerdo con datos de la ONU, en 2023 se alcanzó un récord histórico de 2.600 toneladas anuales, mientras que los cultivos de coca se incrementaron en un 10%.
Para muchas comunidades indígenas andinas, la hoja de coca es una planta sagrada y su consumo en infusión o masticada es una tradición ancestral. La solicitud ante la ONU busca reconocer estos usos culturales y diferenciar la planta de su procesamiento en sustancias ilícitas.