El Gobierno ecuatoriano anunció este 10 de septiembre una nueva fase en la guerra contra el narcoterrorismo, con operaciones reforzadas en las provincias más críticas: Guayas, Los Ríos, Manabí, El Oro, Carchi, Sucumbíos, Orellana, Zamora y Morona Santiago. El objetivo es neutralizar y destruir estructuras criminales, atacar blancos de alto valor y reforzar los controles de armas y explosivos.
El Alto Mando Militar, por disposición del ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, delineó las directrices de esta ofensiva en una reunión en Quito. El plan estará articulado en tres ejes: control territorial y ofensiva directa; fortalecimiento de la inteligencia y operaciones especiales; y eliminación de objetivos.
El jefe del Comando Conjunto, General de Ejército Henry Delgado Salvador, fue enfático al señalar que los resultados deben ser inmediatos: “La meta es una sola: devolver bienestar, seguridad y paz al pueblo ecuatoriano. La consigna frente a las amenazas es clara: la cárcel o el infierno”.
La estrategia contempla la eliminación de cabecillas, la destrucción de maquinaria, combustibles e infraestructura vinculada a la minería ilegal, así como la neutralización de vehículos, bodegas y material relacionados con el contrabando de combustibles. También se dará una atención prioritaria al control de los centros penitenciarios, bajo responsabilidad de las Fuerzas Armadas.
El plan incluye además una política de cero tolerancia a la corrupción, con depuración institucional y seguimiento permanente de cada operación. Desde el Comando Conjunto se evaluarán los resultados y se ajustarán tácticas en tiempo real.
Con este anuncio, el presidente Daniel Noboa, junto con el Bloque de Seguridad y las Fuerzas Armadas, reafirmó su compromiso de ganar la guerra contra el narcoterrorismo y devolver la tranquilidad a las familias ecuatorianas.