La llegada de cuatro nuevos integrantes a la mansión de Kim Kardashian desató una tormenta mediática que va más allá del lujo. Durante las festividades, la empresaria compartió en sus historias de Instagram que cada uno de sus hijos —North, Saint, Chicago y Psalm— recibió un cachorro de raza Pomerania.
Sin embargo, lo que parecía un tierno gesto familiar provocó la indignación inmediata de PETA, la organización más influyente en la defensa de los animales.

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PETA cuestiona la ética de Kim Kardashian
Ingrid Newkirk, fundadora de PETA, lamentó públicamente la decisión de Kim. En declaraciones para la revista People, Newkirk enfatizó que los animales no son juguetes ni objetos de decoración. «Los cachorros no son peluches, y es una verdadera lástima que Kim haya perdido la oportunidad de ser portavoz de los perros de refugio», sentenció la activista.
Debido a que Kim y su hermana Khloé Kardashian —quien también regaló un labrador negro a su familia— tienen un alcance masivo, la organización considera que su ejemplo fomenta el comercio de animales de raza mientras miles de perros esperan un hogar en centros de rescate.
Propuestas para remediar el daño
Por consiguiente, PETA invitó a las hermanas Kardashian a tomar medidas concretas para educar a sus hijos sobre la tenencia responsable. Entre las sugerencias de Newkirk destacan:
- Enviar a los niños a realizar voluntariado en refugios locales.
- Financiar jornadas de adopción masiva.
- Patrocinar campañas de esterilización para frenar la sobrepoblación de cachorros sin hogar.
Un historial de mascotas bajo la lupa
No es la primera vez que el clan Kardashian-Jenner enfrenta cuestionamientos por sus animales. A lo largo de los años, la familia ha mostrado una colección diversa de mascotas que incluye desde gatos y perros hasta reptiles como el famoso dragón barbudo «Speed» y caballos de alta gama.
A pesar del entusiasmo de los pequeños, las redes sociales reflejan un debate creciente sobre si estas celebridades ven a los seres vivos como un compromiso a largo plazo o como simples tendencias de temporada. En definitiva, la polémica pone sobre la mesa la necesidad de que las figuras públicas promuevan la adopción en un país que enfrenta una crisis de abandono animal sin precedentes.

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