No hay imagen más clásica de Halloween que una calabaza iluminada en la entrada de una casa. Pero detrás de esta costumbre tan popular hay una historia que mezcla rituales celtas, leyendas irlandesas y migraciones culturales.
Aunque hoy son parte esencial de la decoración en Estados Unidos y América Latina. Las famosas jack-o’-lanterns nacieron hace siglos en Irlanda, Escocia e Inglaterra. Allí, los antiguos pueblos celtas celebraban el Samhain, una festividad que marcaba el final del verano y el inicio del invierno.
Durante esta noche, creían que los espíritus regresaban al mundo de los vivos. Para ahuyentarlos, tallaban rostros aterradores en nabos, remolachas o papas. Colocaban brasas encendidas en su interior para iluminar el camino y alejar a las almas inquietas.

De los rituales celtas a la leyenda de Stingy Jack
Con el paso de los siglos, esta práctica se fusionó con las creencias cristianas y las historias populares. Una de las más famosas es la de Stingy Jack, un herrero irlandés que engañó al diablo. Fue condenado a vagar eternamente entre el cielo y el infierno. Lo hacía con una linterna hecha de un nabo y una brasa encendida.
Esa figura, conocida como Jack of the Lantern o Jack-o’-lantern, dio nombre a las calabazas que hoy decoran millones de hogares en Halloween.
Cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a Estados Unidos en el siglo XIX, descubrieron que las calabazas norteamericanas eran mucho más fáciles de tallar que los tubérculos europeos. Así nació la versión moderna que conocemos hoy.

Fotografía de Blick, RDB, Ullstein Bild
Las calabazas y su llegada a la cultura popular
A finales del siglo XIX, las calabazas comenzaron a aparecer en la literatura estadounidense. Obras como La leyenda de Sleepy Hollow de Washington Irving las incluyeron. En esa obra, el jinete sin cabeza lanza una calabaza encendida a su víctima.
Desde entonces, la imagen se asoció con el miedo, la noche y la celebración de Halloween.
Con el tiempo, la tradición se transformó en una fiesta familiar y comunitaria, con concursos, desfiles y festivales en todo el mundo. Tallar calabazas dejó de ser un rito pagano para convertirse en una actividad simbólica de unión y creatividad.
Hoy, más de mil millones de toneladas de calabazas se cosechan cada año en Estados Unidos. Muchas de ellas están destinadas a esta festividad que combina historia, arte y un toque de misterio.
Más que una decoración: un símbolo de comunidad
Lejos de su origen macabro, las calabazas de Halloween representan hoy vecindad, alegría y creatividad compartida. En muchos países, su luz cálida en los porches simboliza hospitalidad y tradición, marcando el inicio de una de las noches más esperadas del año.

 
    
 
          




