El «dulce o truco» de Halloween tiene sus raíces en el antiguo festival celta de Samhain, donde la gente ofrecía comida a los espíritus para protegerse. Con la llegada de inmigrantes irlandeses a Estados Unidos en el siglo XIX, esta práctica se adaptó y creció en popularidad.
Durante el siglo XX, la tradición se consolidó en los barrios de Estados Unidos, donde los niños empezaron a disfrazarse y recorrer casas en busca de dulces. Este intercambio de dulces a cambio de evitar travesuras ganó un fuerte arraigo en la cultura popular estadounidense.
La actividad se expandió gracias a su aparición en medios de comunicación y a la creciente influencia de Estados Unidos en otras culturas. Poco a poco, el «dulce o truco» comenzó a formar parte de Halloween en varios países del mundo.
Hoy en día, el «dulce o truco» es una de las actividades más esperadas de Halloween, siendo sinónimo de diversión y comunidad. Las personas de todas las edades participan, y la fiesta ha mantenido su esencia original de compartir y celebrar.
A nivel económico, esta práctica representa un gran impulso para la industria de los dulces y otros productos de temporada. Halloween se ha convertido en un evento cultural y comercial global que une a la gente a través de esta antigua costumbre.