Jesse Kipf, originario de Kentucky, fingió su muerte para evitar el pago de una deuda de manutención infantil que superaba los $116,000. Utilizando credenciales robadas de un médico, Kipf hackeó el sistema de registro de defunciones de Hawái y creó un certificado de defunción falso. Con esta nueva identidad, continuó vendiendo información privada robada a compradores…