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El avión más grande del mundo está en camino: quién lo construye y cuál es su propósito

La industria aeroespacial y energética se encuentra expectante ante el avance del WindRunner, un avión de carga con dimensiones nunca antes vistas. Este proyecto innovador, liderado por la startup estadounidense Radia desde Boulder, Colorado, tiene como objetivo superar uno de los principales retos logísticos en la energía eólica terrestre: el traslado de aspas de turbinas de gran tamaño hacia ubicaciones remotas.

Desafío en el transporte de aspas eólicas

Las aspas instaladas en parques eólicos terrestres suelen medir hasta 70 metros, mientras que las marinas pueden superar los 100 metros. Esta diferencia responde a la complejidad y costo de transportar piezas tan voluminosas desde las fábricas hasta lugares aislados, lo que limita la expansión eficiente de los parques eólicos en tierra.

Mark Lundstrom, fundador y CEO de Radia, destaca que superar esta barrera podría multiplicar la viabilidad económica de los parques eólicos terrestres en Estados Unidos, y anticipa que para 2050 se podrían construir más de un millón de “superturbinas” en todo el mundo, según la visión “GigaWind” de la compañía.

Características y capacidades del avión WindRunner

El WindRunner tendrá capacidad para transportar aspas de hasta 105 metros, con una longitud total de 108 metros y una envergadura de 80 metros, superando ampliamente al Antonov An-225, el avión de carga más grande hasta ahora, destruido en 2022. Su bodega de carga será seis veces mayor que la de ese modelo histórico.

Este avión podrá llevar tres aspas de 80 metros, dos de 95 metros o una sola de 105 metros. Además, está diseñado para aterrizar en pistas sin pavimentar de al menos 1.800 metros. Su carga máxima será de 74 toneladas, con un alcance estimado de 2.000 kilómetros, ideal para operar en América del Norte, Europa y Sudamérica.

El avión Radia WindRunner quiere romper el récord de ser el más grande del mundo, capaz de aterrizar sobre tierra.

Retos y escepticismo en la industria

Aunque el proyecto genera entusiasmo, la industria mantiene reservas. Radia no tiene experiencia previa en construcción aeronáutica y la magnitud del WindRunner plantea importantes desafíos técnicos y regulatorios. Chris Pocock, analista de aviación, cuestiona la viabilidad financiera y la decisión de no considerar alternativas como dirigibles o aviones híbridos.

El proceso de certificación se presenta como un desafío adicional. Hasta ahora, Radia ha probado solo modelos a escala y planea construir prototipos de tamaño real utilizando herramientas digitales y componentes certificados para acelerar el desarrollo y contener costos.

Un avión gigante entre gigantes

El WindRunner se suma a la tradición de aeronaves gigantescas que no llegaron a producirse en masa, como el Antonov An-225. La falta de experiencia previa añade complejidad al proyecto, que también podría enfrentar competencia si Boeing reactiva la producción del C-17.

Sin embargo, Radia confía en que la demanda de transporte para turbinas eólicas permitirá coexistir ambos modelos y espera tener el WindRunner operativo antes de que nuevos C-17 entren en producción.

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