Mientras buscamos el secreto de una vida más larga y saludable, la ciencia ha señalado a un campeón inesperado: el arándano. Expertos consultados por EatingWell posicionan a esta pequeña fruta como la predilecta de los nutricionistas enfocados en la salud metabólica.
Investigaciones respaldan que consumir arándanos incide positivamente en el control de indicadores vitales como el colesterol, la presión arterial y el peso corporal. Un estudio publicado en Food & Function destacó que el consumo regular de arándanos genera cambios favorables.
Además, reduce la presión arterial y brinda beneficios que se mantienen tanto en adultos sanos como en personas con riesgo metabólico.

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Arándanos: la fruta que recomiendan los especialistas
Uno de los argumentos más sólidos a favor del arándano reside en sus notables efectos sobre la digestión. Una taza de arándanos frescos contiene cerca de 4 gramos de fibra, cifra que asciende a unos 6 gramos en el caso de los silvestres. Esta fibra, proveniente de la piel y más abundante en los arándanos pequeños, favorece la regularidad intestinal y promueve el desarrollo de una flora intestinal saludable.
Kitty Broihier, asesora nutricional, explicó que la fibra se concentra en la piel, y como los arándanos silvestres son más pequeños, se obtiene «más piel de arándano por bocado».
La nutricionista registrada Danielle VenHuizen agregó que la alta concentración de polifenoles en la piel de la fruta alimenta las bacterias beneficiosas en el intestino, ofreciendo un apoyo metabólico aún mayor. Esta combinación contribuye a la diversificación de la microbiota y a la disminución de la inflamación sistémica, ofreciendo mayor protección frente a alteraciones metabólicas.
El poder antiinflamatorio del color azul
El color azul oscuro del arándano indica su riqueza en antocianinas, pigmentos que actúan como potentes antioxidantes. Las antocianinas protegen a las células del daño causado por el estrés oxidativo, un proceso vinculado al envejecimiento, la inflamación y diversas enfermedades crónicas.
La capacidad antioxidante del arándano contribuye a disminuir el estrés celular y la inflamación, aportando beneficios en la prevención de alteraciones metabólicas. Además, distintos estudios sugieren que su consumo regular puede ayudar a fortalecer las células endoteliales, fundamentales para la salud vascular y el mantenimiento de un buen flujo sanguíneo.
Un aliado para el control de peso y el azúcar
Los arándanos ofrecen ventajas para el control del peso gracias a su bajo aporte calórico (84 calorías por taza) y su capacidad para aumentar el volumen y el sabor de muchos platos sin añadir azúcar extra. La fibra, además de la digestión, genera sensación de saciedad, lo que ayuda a moderar la ingesta calórica total.

Aunque contienen azúcares naturales, los arándanos tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que no provocan aumentos súbitos en los niveles de glucosa en sangre. Su consumo se asocia con subidas y bajadas suaves de azúcar, factor clave para el buen funcionamiento del sistema de insulina. Investigaciones demuestran que incluirlos en la dieta contribuye a reducir significativamente la glucemia en ayunas, la resistencia a la insulina y la hemoglobina glucosilada (HbA1c).
Integrar arándanos a la dieta diaria resulta sencillo. Se pueden añadir frescos a cereales y yogur, usarlos congelados en batidos, o incorporarlos en productos horneados bajos en azúcar e incluso en ensaladas para aportar dulzor natural.
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