Esta bebida espesa y morada es mucho más que un clásico de temporada: es memoria, identidad y unión familiar. Te contamos por qué la tradición es propia de Ecuador, cómo ha evolucionado y cómo prepararla en casa para mantener viva una costumbre que une a todo el país. Todos los años, al llegar el 1 y 2 de noviembre, los hogares ecuatorianos se llenan de tazas humeantes de colada morada.
¿Por qué solo en noviembre?
El motivo proviene de una práctica andina de memoria a los difuntos, que se mantuvo viva con el tiempo y se integró a la conmemoración católica del Día de los Difuntos. En Ecuador, esta tradición se consolidó como un rito gastronómico y familiar. Por eso, no es “una moda de temporada”: es parte de la identidad cultural del país.
¿Qué promete o en qué consiste la colada morada?
Es una bebida caliente, espesa y aromática, preparada a base de frutas, hierbas y especias. Su color intenso y su sabor único la convierten en el acompañamiento perfecto para la guagua de pan. Pero más allá del gusto, la colada morada representa encuentro y memoria. Se prepara en comunidad y se comparte con familiares y amigos, como una forma simbólica de honrar a quienes ya no están.
La tradición ecuatoriana: raíces y evolución
En la Sierra ecuatoriana, la colada morada nació como una ofrenda ritual para los difuntos. Con los años, la receta se transformó, incorporando frutas nativas y técnicas modernas, pero conservando su espíritu ancestral.
Hoy, su preparación es una actividad familiar, donde cada ingrediente tiene un significado: la fruta simboliza abundancia, las hierbas representan purificación y el color morado recuerda el ciclo de la vida y la muerte. Además, escuelas, panaderías y ferias gastronómicas mantienen viva esta tradición cada noviembre, reforzando su valor cultural y turístico.

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Cómo se prepara la colada morada tradicional
Preparar colada morada toma tiempo y cariño. Por eso, muchas familias la comienzan a cocinar desde la víspera del Día de los Difuntos. A continuación, una guía general para elaborarla al estilo tradicional:
1️⃣Base: Se hierve agua con hojas aromáticas (hoja de naranja, hierbaluisa, ishpingo y canela) para crear una infusión perfumada.
2️⃣Espesor: Se añade harina de maíz morado o negro previamente disuelta, removiendo constantemente para evitar grumos.
3️⃣Frutas: Se incorporan piña, mora, mortiño, naranjilla, babaco y fresa, cocidas por separado para mantener su color y textura.
4️⃣Endulzante: Se agrega panela o azúcar morena, según el gusto familiar.
5️⃣Toque final: Una pizca de clavo de olor y pimienta dulce para equilibrar los sabores.
Cuando todo hierve y se espesa, el resultado es una bebida fragante, morada y brillante, servida caliente junto a una guagua de pan recién salida del horno.
La dupla infaltable del Día de los Difuntos
En nuestro país, no hay colada morada sin su compañera, la guagua de pan. Esta unión va más allá del sabor: representa memoria, familia y celebración.
Mientras la colada morada aporta calor y unión, la guagua de pan simboliza la vida y el recuerdo. Servirlas juntas es un gesto de identidad nacional que, año tras año, reúne a familias en torno a la mesa.
Finalmente, en nuestro país, la colada morada es mucho más que una bebida morada de noviembre. Es un puente entre generaciones, una tradición que se cocina con amor y un recuerdo que se sirve caliente para celebrar la vida.
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