Cada año, el mundo presencia la formación de decenas de huracanes, tifones y ciclones tropicales. Sin embargo, un dato curioso llama la atención de científicos y aficionados al clima: ninguno de ellos cruza el ecuador.
A simple vista, parecería posible que un huracán del hemisferio norte pasara al sur, pero la realidad atmosférica lo impide completamente.
La explicación está en las leyes físicas que gobiernan los vientos y la rotación terrestre. Este fenómeno crea una frontera natural que evita que los sistemas de tormentas puedan girar y mantener su fuerza al pasar de un hemisferio al otro.
La fuerza de Coriolis, la clave detrás del fenómeno
La razón principal se encuentra en la fuerza de Coriolis, un efecto que surge por la rotación de la Tierra y que provoca que los vientos giren en direcciones opuestas dependiendo del hemisferio.
- En el hemisferio norte, los huracanes giran en sentido contrario a las agujas del reloj.
- En el hemisferio sur, lo hacen en sentido horario.
Cerca del ecuador, la fuerza de Coriolis se reduce a casi cero, lo que impide que el aire adquiera el giro necesario para formar un ciclón. Si un huracán intentara cruzar esta línea imaginaria, perdería su estructura y se debilitaría hasta desaparecer.

Por qué el ecuador no genera huracanes
Para que un huracán nazca, el océano debe tener aguas cálidas de al menos 26 °C y una circulación de vientos que alimente su rotación. Estas condiciones se cumplen entre los 5° y 20° de latitud norte o sur, pero no en el propio ecuador, donde el aire caliente asciende de forma vertical sin girar.
Por esa razón, países cercanos a la línea ecuatorial —como Ecuador, Colombia o Indonesia— pueden experimentar lluvias intensas o tormentas tropicales, pero no huracanes propiamente dichos.
Un “muro invisible” que divide al planeta
El ecuador funciona como una especie de frontera meteorológica que separa los comportamientos atmosféricos del hemisferio norte y del sur. Esa división también explica por qué los sistemas climáticos se mueven en direcciones opuestas en cada mitad del planeta.
En resumen, los huracanes no cruzan el ecuador porque pierden la fuerza de rotación necesaria para mantenerse activos. Es un límite natural impuesto por la propia rotación terrestre, una demostración más de cómo el planeta regula sus fenómenos climáticos.
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