El café es una de las bebidas más consumidas del mundo por su aroma y su efecto estimulante. Sin embargo, durante el embarazo, su consumo debe ser moderado. La cafeína puede atravesar la placenta, y el organismo del feto no logra metabolizarla con la misma rapidez que el de un adulto, lo que eleva el riesgo de complicaciones.
A continuación, te contamos cuáles son las cinco posibles consecuencias de beber café en exceso durante el embarazo y por qué los especialistas recomiendan limitar su consumo.
Aumento del riesgo de aborto espontáneo
Diversos estudios médicos han encontrado una relación entre el exceso de cafeína y el riesgo de aborto espontáneo. Ingerir más de 200 miligramos al día (unas dos tazas de café) puede afectar el desarrollo embrionario, sobre todo en el primer trimestre del embarazo.

Bajo peso al nacer
La cafeína puede reducir el flujo sanguíneo hacia la placenta, lo que limita el paso de nutrientes al bebé. Esto aumenta la probabilidad de que el recién nacido tenga bajo peso al nacer, un factor que podría influir en su desarrollo físico y neurológico posterior.
Problemas de sueño y ansiedad en la madre
Durante el embarazo, el cuerpo metaboliza la cafeína más lentamente, por lo que sus efectos duran más tiempo. Esto puede provocar insomnio, palpitaciones o ansiedad, afectando la calidad del descanso y el bienestar de la futura madre.
Alteraciones en la presión arterial
El café puede elevar temporalmente la presión arterial. En mujeres embarazadas con hipertensión o preeclampsia, esto representa un riesgo mayor. Los médicos suelen recomendar reducir o evitar la cafeína para prevenir complicaciones cardiovasculares durante la gestación.
Posibles efectos en el desarrollo del bebé
Aunque las investigaciones continúan, algunos expertos señalan que una exposición prolongada a la cafeína podría influir en el desarrollo neurológico y metabólico del bebé, generando problemas de sueño o de atención en la infancia.
¿Cuánto café es seguro durante el embarazo?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) coinciden en que no se deben superar los 200 miligramos diarios de cafeína, es decir, una taza de café filtrado.
También se debe tener en cuenta que otras bebidas como té, chocolate o energizantes contienen cafeína. Por eso, los especialistas recomiendan consultar con un médico y optar por versiones descafeinadas o naturales, manteniendo siempre la moderación.
En definitiva, el café puede seguir siendo parte de la rutina, pero con control y precaución para proteger la salud de la madre y del bebé.

    
          




