El Zoológico de San Diego anunció el sensible fallecimiento de Gramma, la residente más longeva y querida de la institución. La tortuga de Galápagos, cuya edad se estimaba en 141 años, murió el 20 de noviembre de 2025.
El equipo de especialistas tomó la difícil pero compasiva decisión de sacrificarla debido al avance de severas afecciones óseas relacionadas con su avanzada edad, según comunicó el zoológico a través de su página de Facebook.

También puedes leer: Un hombre que se hacía pasar por su madre fallecida para seguir cobrando la pensión
Más de un siglo de historia
Gramma nació en su hábitat natural en las Islas Galápagos y llegó al Zoológico de San Diego entre 1928 y 1931. Específicamente, procedía del Zoológico del Bronx, formando parte del grupo pionero de tortugas gigantes que inauguró la colección del recinto californiano.
De acuerdo con la leyenda, el Dr. Harry Wegeforth, fundador del zoológico, le dio la bienvenida personalmente. Así, durante casi un siglo, la tortuga, apodada cariñosamente «la Reina del Zoológico» por sus cuidadores, se convirtió en un verdadero emblema histórico. De hecho, Gramma fue testigo de dos guerras mundiales y de la sucesión de más de 20 presidentes estadounidenses.
Visitantes de varias generaciones compartieron sus recuerdos en redes sociales, demostrando el profundo impacto cultural de Gramma. Por ejemplo, Cristina Park, una visitante de 69 años, recordó a Associated Press (AP) su primer encuentro en la infancia, el cual la inspiró a interesarse por la conservación de estos animales.
La asombrosa longevidad de las tortugas Galápagos
Las tortugas de Galápagos (Chelonoidis) son conocidas mundialmente por su notable longevidad y tamaño. Según el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), estos reptiles han habitado las islas por más de dos millones de años.
Estos gigantes pueden superar los 1.3 metros de longitud y alcanzar hasta 300 kilogramos de peso. Además, su metabolismo extremadamente lento les permite sobrevivir largos periodos sin agua ni alimento, factor clave en su notable esperanza de vida, que supera los 100 años en la naturaleza. Incluso, en cautiverio, pueden vivir hasta 175 años, como fue el caso de Harriet, la tortuga más longeva registrada.

El legado de Gramma
Tras la emotiva despedida de Gramma, la atención se centra nuevamente en la difícil situación de su especie. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) indica que, de las 15 subespecies identificadas, tres se consideran extintas. Por consiguiente, el resto enfrenta estados de vulnerabilidad o peligro crítico de extinción.
El legado de ejemplares como Gramma radica en su capacidad para inspirar la acción. Por lo tanto, los esfuerzos de cría en cautiverio se han intensificado en las últimas décadas, liberando más de diez mil ejemplares jóvenes desde 1965, según datos de Galapagos Conservancy.
El Zoológico de San Diego agradeció el privilegio de haber cuidado a Gramma y recordó su gusto particular por la lechuga romana y el nopal. En su memoria, invitaron a la comunidad a rendirle un homenaje simbólico ofreciendo una ensalada de frutas.
–






