En Japón ya se habla del futuro del trabajo… y tiene forma de robot. En la edición iREX 2025, la feria de autómatas más grande del mundo, se presentan propuestas que van desde robots camareros hasta asistentes médicos y rescatistas.
Este año el énfasis está en la Inteligencia Artificial física: máquinas capaces de percibir, entender órdenes humanas e interactuar con el entorno en tiempo real. Todo con un objetivo muy concreto: ofrecer servicios de apoyo, compañía y cuidados en una sociedad con altos niveles de soledad y un número récord de hogares unipersonales.
¿Qué promete o en qué consiste?
La nueva generación de robots que se exhibe en iREX 2025 va mucho más allá del típico humanoide que saluda o baila frente a las cámaras. La apuesta es integrarlos en tareas reales del día a día.
Entre las propuestas que se muestran destacan:
- Robots que actúan como camareros, capaces de llevar pedidos, esquivar obstáculos y responder a indicaciones sencillas.
- Dispositivos diseñados como auxiliares de enfermería, pensados para apoyar a profesionales de la salud y atender a personas mayores.
- Robots rescatistas que pueden ingresar a zonas peligrosas, analizar el entorno y ayudar en operaciones de emergencia.
La idea central es que estos sistemas no solo “obedezcan” instrucciones, sino que puedan interpretar el contexto: reconocer personas, detectar movimientos, evitar choques, adaptarse a espacios nuevos y ejecutar tareas complejas sin supervisión constante.
En un país con una población cada vez más envejecida y muchas personas viviendo solas, esta tecnología se presenta como una herramienta para reforzar los cuidados, el acompañamiento y la autonomía.

Lo oficial y lo que dicen la ciencia y la industria
El concepto de IA física está en el centro del discurso de la feria. A diferencia de la inteligencia artificial que solo vive en pantallas o servidores, la IA física combina:
- Sensores, cámaras y radares que permiten “ver” y “sentir” el entorno.
- Motores y mecanismos que traducen decisiones en movimiento real.
- Algoritmos que procesan información en tiempo real para responder a la voz, gestos u órdenes de las personas.
De esta forma, un robot no solo identifica que hay una persona delante, sino que puede comprender una instrucción, calcular la mejor ruta y actuar sin poner en riesgo a nadie.
En el plano social, este tipo de tecnología se presenta como respuesta a varios retos:
- Acompañar a personas que viven solas o se sienten aisladas.
- Apoyar a cuidadores que tienen a su cargo pacientes mayores o con discapacidad.
- Reducir cargas físicas en trabajos pesados o repetitivos.
La industria de la robótica ve en la IA física una oportunidad para reinventar el mercado laboral, creando nuevos perfiles profesionales, servicios y modelos de negocio ligados a la automatización inteligente.
Precauciones, riesgos o cómo aplicarlo correctamente
Aunque el panorama es prometedor, el avance de la IA física también plantea desafíos y preguntas importantes que no se pueden ignorar.
1. Empleo y reemplazo de tareas humanas
La llegada de robots camareros, auxiliares o rescatistas genera dudas sobre el impacto en el empleo.
Más que hablar solo de reemplazo, los expertos plantean una transformación del trabajo:
- Tareas físicas, repetitivas o peligrosas pueden pasar a manos de máquinas.
- Aparecen nuevas funciones relacionadas con la supervisión, programación, mantenimiento y ética de estos sistemas.
El reto está en capacitar a las personas para que se adapten a este nuevo mapa laboral.
2. Privacidad y uso de datos
La IA física depende de cámaras, micrófonos y sensores que observan el entorno en tiempo real.
Por eso, es clave definir:
- Qué datos se almacenan y durante cuánto tiempo.
- Quién tiene acceso a esa información.
- Cómo se protege la intimidad de personas vulnerables, como niños o adultos mayores.
Sin reglas claras, el mismo robot que ayuda podría convertirse en una fuente de exposición no deseada.
3. Seguridad y confianza
Si un robot se mueve en hospitales, restaurantes o zonas de rescate, cualquier error puede tener consecuencias.
Se necesitan:
- Protocolos de seguridad para evitar accidentes.
- Sistemas que permitan frenar o desconectar al robot en casos de emergencia.
- Pruebas rigurosas antes de introducirlos en entornos reales con personas.
El éxito de la IA física no depende solo de lo que pueda hacer, sino de cuánta confianza genere en quienes conviven con ella.






