El consumo de cafeína suele relacionarse con un aumento temporal de energía y alerta, por lo que muchos conductores recurren a bebidas estimulantes para mantenerse despiertos en carretera. Sin embargo, especialistas en seguridad vial y salud advierten que ingerir cantidades elevadas puede provocar reacciones contraproducentes que afectan el desempeño al volante.
Efectos contraproducentes en la concentración
Aunque pequeñas dosis pueden mejorar la atención, un consumo excesivo de cafeína genera hiperactividad, inquietud y dificultad para mantener la concentración en trayectos prolongados. Este estado altera la capacidad de procesar estímulos del entorno y reduce la precisión en maniobras rápidas.
Los expertos señalan que una alta ingesta de cafeína puede derivar en temblores, aceleración del pulso y nerviosismo. Estas respuestas fisiológicas afectan el tiempo de reacción, un factor decisivo en situaciones imprevistas, como frenados bruscos o cambios repentinos en el tráfico.
Fatiga repentina y efecto rebote
Otro riesgo es el llamado efecto rebote. Tras un periodo de aparente energía, el cuerpo experimenta una caída súbita en el estado de alerta. Esta fatiga repentina se vuelve especialmente peligrosa al conducir durante la noche o en rutas extensas.
El consumo de dosis elevadas horas antes de un trayecto puede dificultar el sueño, reduciendo la calidad del descanso previo. Esta falta de recuperación influye directamente en la capacidad cognitiva, aumentando las probabilidades de cometer errores al volante.
Aunque la cafeína puede ofrecer una sensación momentánea de activación, su consumo excesivo representa riesgos que comprometen la seguridad vial. Mantener horarios de descanso adecuados, hidratarse y realizar pausas activas continúa siendo la medida más segura para afrontar viajes extensos.
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