Otrovertido es un término reciente que se usa para describir a personas que sí pueden socializar, pero que no sienten pertenencia a grupos, jerarquías o “identidades de equipo”. Participan, conversan y trabajan con otros, pero por dentro suelen sentirse fuera del club.
En los últimos meses, la palabra se volvió viral porque mucha gente dice reconocerse en esa sensación: estar “bien” con los demás, pero sin querer encajar a la fuerza.
¿En qué consiste?
El concepto se asocia al psiquiatra Rami Kaminski, quien lo popularizó en 2025 y lo presenta como una forma de “otredad”: personas que priorizan la autenticidad por encima de la conformidad, y que valoran más los vínculos profundos uno a uno que la pertenencia a un colectivo.
No se trata de “odiar a la gente” ni de vivir aislado. Un otrovertido puede disfrutar una salida o una reunión, pero suele evitar:
- “Ponerse la camiseta” de un grupo.
- Dinámicas de jerarquía y símbolos (clubes, bandos, etiquetas).
- La presión de encajar solo para ser aceptado.
Lo oficial y lo que dicen las autoridades o la ciencia
Aquí conviene hacer una distinción importante: otrovertido no es un diagnóstico clínico. No aparece como trastorno en manuales diagnósticos usados por profesionales, como el DSM. Es más bien una etiqueta de personalidad que busca describir una experiencia social común: sentirse “de paso” en los grupos, aunque haya habilidades sociales.
También es clave recordar algo: Internet ama las etiquetas. Ayudan a ponerle nombre a lo que sentimos, pero pueden confundir cuando se usan para autodiagnosticarse. Varios análisis han advertido que el contenido de salud mental en redes puede tener mucha información engañosa, y por eso recomiendan contrastar y hablar con profesionales cuando algo afecta la vida diaria.
Precauciones, riesgos o cómo aplicarlo correctamente
Si te identificas con la idea, puede servirte como espejo… pero úsalo con cuidado:
- No te encierres en una etiqueta. Puedes cambiar de etapa a etapa.
- Diferencia “no pertenezco” de “me duele estar con gente”. Si hay angustia, aislamiento o miedo intenso, podría existir otro tema detrás.
- Cuida tu círculo cercano. A veces no necesitas “grupo”, pero sí 2 o 3 vínculos seguros.
- Pide ayuda si te está pesando. Si la desconexión te genera tristeza, ansiedad o sensación de vacío, hablar con un psicólogo o psiquiatra puede ayudarte a entender qué pasa






