Si tu iPhone tarda más de lo normal en cargar, puede deberse a varios factores. Entre las razones más comunes están el uso de cargadores no certificados, accesorios conectados durante la carga, aplicaciones exigentes en segundo plano, temperaturas extremas o suciedad en el puerto de carga.
Apple recomienda usar un cargador oficial de al menos 20 W y evitar adaptadores genéricos que no cumplan con los estándares de seguridad. Además, conectar otros dispositivos al puerto de carga puede reducir la potencia disponible y ralentizar el proceso.
El uso del iPhone mientras se carga también influye, ya que aplicaciones como videojuegos o videollamadas consumen energía y disminuyen la eficiencia de carga. Para optimizar el proceso, lo ideal es dejar el dispositivo en reposo o activar el “Modo Avión”.
Las condiciones ambientales afectan la batería: si el iPhone está demasiado caliente o frío, el sistema puede limitar la carga para evitar daños. Se recomienda cargarlo en un ambiente con temperaturas entre 0 y 35 grados Celsius y retirar fundas que retengan calor.
Otro factor clave es el estado del puerto de carga. Si hay polvo o residuos, la conexión puede verse afectada. Limpiarlo con un cepillo suave o aire comprimido ayuda a mantener una carga eficiente y evita problemas de conexión.