Diciembre trae de vuelta sabores que solo aparecen una vez al año, y uno de los más reconocibles es el panettone. Aunque hoy se vende en todo el mundo y tiene mil versiones, su historia se conecta con una región específica: el norte de Italia.
El panettone es un pan dulce alto y esponjoso, hecho con masa fermentada y enriquecida con ingredientes como mantequilla, huevos y azúcar. Tradicionalmente puede llevar pasas y frutas confitadas, y se sirve como postre o acompañado de bebidas calientes en Navidad y fin de año.

¿De dónde viene el panettone?
El origen exacto del panettone no está cerrado con una sola versión. Sin embargo, la creencia más extendida lo ubica en Milán y lo relaciona con el siglo XV, durante la época del duque Ludovico Sforza. Con los años, la historia se mezcló entre datos y tradición oral, por eso existen varias anécdotas y relatos sobre su “primera vez”.
Un dato curioso: aunque el pan ya era conocido por la tradición, el nombre “panettone” aparece registrado en diccionarios italianos recién en el siglo XIX (1839), lo que muestra que el producto y su fama venían de antes, pero el término se consolidó después.
¿Por qué se asocia tanto con la Navidad?
La relación del panettone con la Navidad se entiende mejor cuando se mira el contexto de la época. En el norte de Italia, hace siglos, el trigo blanco era un ingrediente valioso y no se usaba todos los días en todas las casas. En cambio, Navidad era una fecha especial en la que se permitía preparar panes “más finos” y abundantes.
En esa tradición navideña se menciona un ritual familiar: colocar tres hogazas de pan de trigo en la mesa, repartirlas para que rindan durante las celebraciones y guardar una porción para el año siguiente como símbolo de continuidad. Con el tiempo, esa idea de “pan especial” fue tomando forma hasta convertirse en lo que hoy reconocemos como panettone.
De tradición italiana a mesa mundial
Con la migración y la popularidad de la repostería navideña, el panettone dejó de ser solo milanés y pasó a ser un infaltable en muchos países. Hoy se encuentra clásico, con chocolate, crema, cítricos o versiones artesanales y comerciales, pero conserva lo esencial: ser un pan festivo que marca el cierre del año.






