A sus 36 años, Rachael Gunn rompió estereotipos al competir en el breaking olímpico, un deporte dominado por jóvenes. En los Juegos Olímpicos de París 2024, la australiana se presentó con un enfoque creativo, optando por movimientos artísticos y menos convencionales. Sin embargo, su estrategia no fue suficiente para derrotar a la estadounidense Logan Edra, conocida como Logistx, de 21 años, quien ganó de manera contundente ambas rondas con un 18-0.
Gunn, con un doctorado en estudios culturales y una amplia experiencia en danza, decidió aprovechar la plataforma olímpica para mostrar una perspectiva diferente del breaking. En lugar de los habituales giros y acrobacias, realizó un «salto de canguro» en honor a su país, Australia, y otros movimientos que atrajeron la atención en redes sociales, aunque no convencieron a los jueces.
La participación de Gunn generó debate en plataformas como X (anteriormente Twitter), donde algunos usuarios cuestionaron su selección para representar a Australia. Sin embargo, la propia Gunn destacó la importancia del breaking en los Juegos Olímpicos, considerándolo una oportunidad para la visibilidad y legitimación de los breakers como atletas.
Por otro lado, Logistx expresó su preocupación por la percepción del breaking como deporte. Aunque el breaking tuvo una buena acogida en París 2024, no será parte de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Logistx esperaba que su inclusión en París ayudara a cimentar el breaking como un deporte legítimo y respetado.
Las primeras medallas en la historia del breaking olímpico fueron otorgadas a la japonesa Ami, la lituana Nicka y la china 671, marcando un hito en la historia de este deporte urbano en el escenario olímpico.