Una canción inentendible, un tiburón con zapatillas de marca y una coreografía sin sentido conquistaron las redes. Así nació Tralalero Tralalá, el fenómeno viral protagonizado por personajes generados con Inteligencia Artificial (IA) que ha desatado un intenso debate entre lo absurdo, lo adictivo y lo culturalmente inquietante.
¿Qué es Tralalero Tralalá?
A primera vista, parece otro video infantil más: imágenes coloridas, personajes animales bailando, objetos que vuelan y palabras inventadas en una mezcla entre español e italiano. Pero detrás del encanto visual, se esconde una crítica al contenido digital diseñado para captar atención sin sentido aparente.
El tiburón con zapatillas Nike, el Bombardiro Cocodrilo (un cocodrilo con piezas de avión) o la Vaca Saturno Saturnita son parte de este universo que, según expertos, mezcla entretenimiento, marketing encubierto y estimulación sensorial desbordante.
¿Qué es el brainrot y por qué preocupa?
El término brainrot –“podredumbre cerebral”– describe el desgaste mental por el consumo repetitivo de contenido sin profundidad. Según el Oxford English Dictionary, está relacionado con la sobreestimulación provocada por redes como TikTok, donde videos breves y absurdos generan rápidas dosis de dopamina.
El psicólogo Andrés Cueva compara esta dinámica con una adicción: “Estos videos activan el sistema de recompensa cerebral, pero con el tiempo reducen el interés por tareas que requieren mayor esfuerzo o reflexión, como leer, estudiar o sostener conversaciones profundas”.
Publicidad encubierta y niños expuestos
Rosana Hadad, ingeniera y tecnoeducadora, advierte que Tralalero Tralalá no fue pensado para niños, pero termina atrayéndolos. “Muchos de los elementos visuales tienen referencias comerciales disfrazadas, como las zapatillas del tiburón. Es una estrategia de marketing”, afirma.
El problema radica en que los más pequeños, sin herramientas para discernir, absorben contenido sin filtrar, lo que podría afectar su desarrollo cognitivo y emocional.
Shitposting, estética del sinsentido y la era del scroll eterno
Para el docente Emilio Carrillo, esta tendencia se alinea con el shitposting, una estética digital basada en lo absurdo y lo incoherente. “Los jóvenes, aún en desarrollo, pueden verse más afectados por esta saturación visual y emocional”, señala.
A diferencia del doomscrolling (consumo excesivo de noticias negativas), el brainrot opera como una “anestesia digital” frente al estrés, permitiendo desconectarse con estímulos hipnóticos y carentes de lógica.
Influencers como Ryuzaki Emmanuelle C. Broflovski consideran que estos videos, aunque nacidos del absurdo, tienen un valor: “Es fascinante cómo una imagen generada por IA puede conectar con millones. Tal vez sea un nuevo lenguaje artístico”. Sin embargo, no todos coinciden. Muchos ven en esta tendencia una muestra del deterioro de los hábitos culturales y el reemplazo de la creatividad humana por algoritmos.