El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, ya que filtra toxinas, participa en la digestión y regula procesos vitales. Sin embargo, muchas personas realizan actividades diarias que lo afectan sin notarlo, ya que el daño hepático puede avanzar sin síntomas durante años.
A continuación, te presentamos cinco hábitos comunes que pueden deteriorar la salud hepática de forma silenciosa:
1. Consumir alcohol con frecuencia, incluso en pequeñas cantidades
Aunque muchos asocian el daño hepático con el abuso severo de alcohol, el consumo moderado pero frecuente también puede producir inflamación y llevar con el tiempo a una enfermedad hepática grasa alcohólica o cirrosis.
2. Dieta rica en grasas saturadas y azúcares refinados
Una alimentación desbalanceada puede provocar hígado graso no alcohólico, una condición que ya afecta a millones de personas en el mundo. El exceso de comida ultraprocesada, frituras y bebidas azucaradas sobrecarga al hígado sin generar molestias inmediatas.
3. Automedicarse sin control médico
El uso frecuente de analgésicos como el paracetamol (acetaminofén), así como suplementos y remedios naturales, puede acumular toxinas en el hígado y causar daño a largo plazo, especialmente si se mezclan con alcohol o se toman en dosis elevadas.
4. Falta de actividad física
El sedentarismo favorece el sobrepeso y la resistencia a la insulina, dos factores que aumentan el riesgo de enfermedad hepática. Mantenerse activo ayuda al hígado a procesar mejor las grasas y prevenir la inflamación.
5. Dormir mal o en horarios irregulares
Estudios han demostrado que la privación del sueño afecta el metabolismo hepático, altera los ritmos circadianos y puede potenciar enfermedades como el hígado graso, incluso en personas delgadas.
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