La alimentación juega un papel central en la salud cardiovascular, y los expertos levantan una bandera roja. Especialistas alertaron a The Telegraph que algunas dietas de moda, adoptadas con la intención de perder peso o mejorar el bienestar, podrían incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas.
A nivel mundial, las patologías cardiovasculares representan la principal causa de defunción. En 2022, aproximadamente 19.8 millones de personas fallecieron a causa de estas enfermedades, una cifra que representa cerca del 32% de todas las muertes globales.
Modificar la dieta se convierte a menudo en el primer paso crucial para controlar factores de riesgo como el colesterol alto, la presión arterial elevada y la diabetes tipo 2.
«Una de las primeras cosas que digo es: mejoremos la dieta antes de empezar con la medicación”, explicó el Dr. Oliver Guttmann, cardiólogo consultor del Hospital St Bartholomew.

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Las dietas populares que amenazan el corazón
La elección de la alimentación influye de manera decisiva en la salud cardíaca. Expertos advierten que ciertos planes populares restringen nutrientes esenciales y aumentan la ingesta de grasas saturadas, sodio y otros factores que elevan el colesterol y la presión arterial.
1. La dieta carnívora
La dieta carnívora, que se basa exclusivamente en productos animales (carne, pescado, huevos y algunos lácteos), genera gran preocupación. Su alto contenido en grasas saturadas y su escaso aporte de fibra representan un riesgo.
“A corto plazo, se puede perder peso, pero a largo plazo, el colesterol malo puede elevarse. Sabemos que eso puede provocar la obstrucción de los vasos sanguíneos, lo que a la larga puede generar accidentes cerebrovasculares, infartos y problemas renales”, señaló el Dr. Guttmann.
Además, el consumo frecuente de carne roja procesada (salchichas y bacon) aumenta considerablemente la ingesta de sodio, el factor principal de la hipertensión arterial. Tracy Parker, nutricionista sénior de la Fundación Británica del Corazón, observó que esta dieta «elimina cereales integrales, frutas, verduras y legumbres. Esto supone una pérdida de fibra y antioxidantes que ayudan a proteger nuestros vasos sanguíneos”.
2. La dieta cetogénica (Keto)
La dieta cetogénica impone una restricción severa de carbohidratos (entre 20 y 50 gramos diarios), obligando al cuerpo a obtener energía de las grasas. Su elevado aporte de grasas saturadas y la mínima presencia de vegetales crean riesgos similares a los de la dieta carnívora.
Sarah Berry, profesora del King’s College de Londres, advirtió: “El 95% del Reino Unido no consume suficiente fibra, y con una dieta cetogénica estricta, definitivamente no se obtiene la cantidad adecuada». La profesora destacó que “la fibra reduce el colesterol malo, pero también desempeña un papel importante en el metabolismo y proporciona un alimento excelente para nuestras bacterias intestinales, lo cual sabemos que está relacionado con un corazón sano”.
3. Ayuno intermitente y horarios
El ayuno intermitente, aunque no se ha demostrado una relación causal directa, se vinculó mediante estudios observacionales con la mortalidad cardiovascular. El Dr. Guttmann explicó que muchas personas cometen errores: “La gente se salta comidas todo el día, luego llega a casa hambrienta y come en exceso alimentos ultraprocesados y salados porque tienen tanta hambre, por lo que suben de peso y no reciben la nutrición adecuada”.
El horario de las comidas también influye. Sarah Berry aseguró: “Sabemos que comer más tarde en el día no es tan bueno para nuestra salud metabólica como comer más temprano”. Comer de noche puede alterar el metabolismo y elevar los niveles de azúcar en sangre, lo que afecta negativamente la función cardíaca. Los especialistas desaconsejan el ayuno intermitente para personas con diabetes, adultos mayores y mujeres embarazadas.

La Recomendación de los expertos
Los especialistas recomiendan moderación como regla de oro: “Les digo que disfruten de la vida, pero que todo sea con moderación; a veces, pueden comer pescado en lugar de carne, o una ensalada de frutas en lugar de queso”, aconsejó Guttmann.
Para un corazón sano, sugieren una dieta moderada baja en carbohidratos que incluya cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas. También se debe privilegiar las grasas insaturadas provenientes del aceite de oliva, pescado azul y frutos secos, mientras se reduce el consumo de carnes rojas y procesadas.

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