Ciencia y tecnología

¿Qué significa comerse las uñas según la psicología? Este hábito revela más de lo que crees

Morderse las uñas, también conocido como onicofagia, es un comportamiento más común de lo que parece. Aunque muchos lo asocian con una simple manía o costumbre nerviosa, la psicología advierte que detrás de este acto repetitivo podrían esconderse factores emocionales y psicológicos importantes.

Especialistas en salud mental señalan que este hábito suele comenzar en la infancia o adolescencia, y en algunos casos se mantiene hasta la vida adulta. Aunque puede parecer inofensivo, comerse las uñas con frecuencia puede ser una forma de expresar tensión acumulada o incluso señales tempranas de trastornos como la ansiedad.


Ansiedad, perfeccionismo y falta de control: lo que puede revelar al comerse las uñas

Uno de los principales detonantes del hábito de morderse las uñas es la ansiedad. Muchas personas recurren a este comportamiento de forma inconsciente como una vía para liberar estrés, especialmente durante situaciones de presión o preocupación. En otros casos, aparece durante episodios de aburrimiento o frustración, como una forma de lidiar con la incomodidad emocional.

Además, psicólogos han identificado un patrón entre quienes sufren de onicofagia: el perfeccionismo excesivo y la necesidad de control. Aquellas personas que se exigen demasiado a sí mismas o se frustran con facilidad tienden a canalizar esa tensión a través de este tipo de hábitos compulsivos.

Aunque no siempre está vinculado a un trastorno, morderse las uñas también puede aparecer en casos de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), TDAH o trastorno de ansiedad generalizada. Esto es lo que hace importante su evaluación cuando el hábito es persistente y difícil de controlar.


¿Cuándo se debe buscar ayuda profesional?

Si bien muchas personas se muerden las uñas ocasionalmente sin mayores consecuencias, la situación cambia cuando el comportamiento interfiere con la vida diaria. Esto provoca daño físico o genera culpa. En estos casos, se recomienda consultar con un profesional de la salud mental para abordar las causas emocionales subyacentes.

Controlar la onicofagia no solo mejora la apariencia física, sino que también puede ser el primer paso para identificar y tratar emociones reprimidas o situaciones de estrés que la persona tal vez no ha reconocido conscientemente.

También te podría interesar: ¿Tienes hígado graso? Esto es lo que no debes comer