La diseñadora italiana Donatella Versace de 59 años acudió este pasado domingo por la noche al estreno de The Devil Wears Prada: The Musical en el West End londinense donde posó junto a su adorado amigo Elton John, David Furnish, Anne Wintour y Vanessa Williams.
La dueña de la marca de lujo italiana dejó impactados a los presentes por su rostro, que ha cambiado mucho. Sin duda, esos arreglos estéticos le dan un aspecto más fresco que, combinado con un peinado más suave y natural y mucho menos maquillaje en los ojos hacen de Donatella una mujer nueva.
Si se comparan las imágenes actuales con las de hace tiempo, con un cabello liso rubio decolorado y un maquillaje de oso panda en su mirada, sin duda, ha ganado en apariencia.
Desde que falleció su hermano Gianni en 1997, la entonces discreta hermana del genio rebelde de la costura fue acaparando cada vez más atención de los medios que conllevaron una adicción sin precedentes a los retoques. Bastantes medios internacionales se refieren a ella como una figura humana de cera que nunca ha controlado la cantidad de bótox, implantes y estiramientos llevados a cabo.
La diseñadora realzó su ansiada juventud en Londres con un minivestido dorado con flecos y cuentas de su propia marca, un body negro y botas marrones de plataforma hasta la rodilla. Sin duda, su silueta es la envidia de numerosas modelos que desfilan para Versace.
En las redes sociales muchos internautas comentaron el gran cambio físico. «¡Es la persona más saludable que he visto en años!», dijo alguien en Instagram; «¡Quién le hizo la nueva cara, guau! ¡Simplemente guau!», comentó otro usuario.
Adicción a los retoques
Su única hija, Allegra (38), también empezó a retocarse el rostro siendo una adolescente. La ‘niña bonita’ de su tío Gianni, quien cedió una parte sustanciable de su legado a la joven que en la actualidad ostenta el 50% de la marca, no concibe que las arrugas sean bellas.