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Adolescentes que vapean con frecuencia tienen niveles más elevados de uranio y plomo, según un estudio

Un estudio reciente ha desvelado resultados alarmantes sobre los efectos del vapeo o uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes, mostrando que aquellos que vapean con frecuencia tienen niveles más elevados de uranio y plomo en la orina en comparación con los fumadores ocasionales. Estos hallazgos, provenientes de una investigación basada en datos de una encuesta realizada con adolescentes de entre 13 y 17 años, arrojan luz sobre los riesgos asociados con el uso de cigarrillos electrónicos entre la juventud.

La investigación, publicada en la revista Tobacco Control, se basó en las respuestas recopiladas del Estudio de la Juventud PATH, uno de los estudios de salud más extensos realizados a nivel nacional en los Estados Unidos. Durante el período comprendido entre diciembre de 2018 y noviembre de 2019, se analizaron datos de 1607 adolescentes, de los cuales 200 eran exclusivos usuarios de cigarrillos electrónicos.

El estudio reveló que los niveles de plomo en la orina eran un 40% más altos entre los fumadores intermitentes y un 30% más altos entre los fumadores frecuentes en comparación con los fumadores ocasionales. Además, los niveles de uranio en la orina también se encontraron significativamente más elevados entre los fumadores frecuentes que entre los ocasionales, siendo el doble en este último grupo.

Este aumento en los niveles de metales potencialmente tóxicos plantea preocupaciones significativas sobre la salud de los adolescentes que vapean regularmente. Investigaciones previas han demostrado que la exposición a ciertos metales presentes en los aerosoles y líquidos de los cigarrillos electrónicos puede ser especialmente perjudicial durante el desarrollo, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo, trastornos de comportamiento, complicaciones respiratorias, enfermedades cardiovasculares y cáncer.

Es importante tener en cuenta que este estudio es de naturaleza observacional, lo que significa que no se pueden extraer conclusiones definitivas sobre los niveles de metales tóxicos y su relación con la frecuencia o los sabores del vapeo. Además, los niveles de metales tóxicos pueden variar según la marca y el tipo de vaporizador utilizado.

A pesar de estas limitaciones, los investigadores subrayan la urgencia de aplicar normativas y medidas de prevención específicas para adolescentes. Este llamado cobra aún más importancia dado el dato preocupante de que el aumento de los niveles de uranio se asoció especialmente con los sabores dulces de los cigarrillos electrónicos. Se advierte que estos sabores pueden suprimir los efectos nocivos de la nicotina y potenciar sus efectos reforzadores, lo que podría resultar en una mayor reactividad cerebral y, por ende, un mayor riesgo para la salud de los jóvenes.