El aire acondicionado se convierte en un aliado clave para mantener una temperatura cómoda, no obstante, si se utiliza de manera inadecuada, puede generar un gasto innecesario de energía.
Uno de los errores más comunes es usar el modo seco, o «dry», para enfriar el ambiente. Este modo está diseñado para reducir la humedad, no para bajar la temperatura. Es útil en climas húmedos o después de una tormenta, pero no es efectivo para enfrentar el calor intenso del verano.
Cuando se usa el modo seco en lugar del modo frío, el aire acondicionado sigue consumiendo energía, pero no proporciona el frescor necesario. Esto se traduce en un mayor consumo eléctrico y un aumento en la factura.
Para usar el aire acondicionado de manera eficiente, es importante seleccionar el modo frío cuando se busca reducir la temperatura. Ajusta el termostato entre 24 y 26 grados Celsius para mantener un ambiente cómodo sin desperdiciar energía.
Evita mantener el aire acondicionado encendido todo el tiempo. Darle descansos regulares ayuda a ahorrar energía y a prolongar la vida útil del equipo. Durante la noche, considera programar el apagado automático o usar ventiladores como apoyo.