Una reciente investigación ha destacado el impacto positivo de la semana laboral más corta en la economía y el bienestar de los trabajadores en Islandia. La implementación de esta política, que permite a los empleados trabajar menos días sin reducir su salario, ha posicionado a la economía islandesa por encima de la mayoría de países europeos, con un notable crecimiento económico y un bajo índice de desempleo.
Resultados de la semana laboral reducida en Islandia
Desde 2020, un 51% de los empleados islandeses ha adoptado una jornada laboral de entre 35 y 36 horas semanales, logrando resultados sorprendentes. El experimento inicial, impulsado por el Instituto de Autonomía del Reino Unido y la Asociación para la Sostenibilidad y la Democracia de Islandia (Alda), demostró que la productividad se mantuvo estable o incluso aumentó, mientras que los niveles de estrés y agotamiento de los empleados disminuyeron significativamente.
Los datos del Fondo Monetario Internacional muestran que Islandia alcanzó un crecimiento económico del 5% en el último año, superando el promedio histórico de crecimiento del 2% en la década anterior. Este éxito económico respalda la efectividad de la jornada laboral reducida, que ha demostrado ser sostenible y beneficiosa para el país.
Beneficios para el equilibrio entre vida personal y trabajo
El modelo islandés no solo ha impulsado la economía, sino que también ha mejorado la calidad de vida de los empleados. El 97% de los trabajadores que participaron en el experimento reportó una mejora en su equilibrio entre la vida personal y profesional. Los empleados del sector público, quienes inicialmente participaron en las pruebas en Reikiavik entre 2015 y 2019, señalaron una menor propensión al estrés y un notable aumento en su bienestar general.
Islandia como referente para el futuro laboral en Europa
Islandia se ha convertido en un referente para otros países europeos, como Alemania y Portugal, que están evaluando adoptar modelos laborales similares. La tendencia de una semana laboral de cuatro días, que se perfila como el futuro de la organización del trabajo, permite a los empleados dedicar más tiempo al descanso sin comprometer la productividad.
Este cambio en Islandia muestra un camino viable hacia la modernización de las políticas laborales, respaldado por un crecimiento económico sólido y una fuerza laboral más satisfecha y saludable.