El Día Mundial de la Sonrisa se conmemora cada año el primer viernes de octubre. La jornada invita a las personas de todo el mundo a compartir gestos de amabilidad y a regalar sonrisas como símbolo de empatía, alegría y conexión humana.
El origen: Harvey Ball y el famoso “smiley”
La celebración tiene su origen en Harvey Ball, un artista gráfico estadounidense que en 1963 diseñó la icónica carita amarilla sonriente, conocida como smiley face. El símbolo rápidamente se convirtió en un ícono global, pero con el paso de los años Ball sintió que su verdadero mensaje —difundir felicidad y buenos actos— se estaba perdiendo.
En 1999, decidió instaurar el World Smile Day (Día Mundial de la Sonrisa), eligiendo el primer viernes de octubre para promover un día al año dedicado exclusivamente a sonreír y hacer el bien a los demás.
¿Por qué un viernes de octubre?
La elección de la fecha no fue al azar. Harvey Ball quiso darle un carácter alegre y flexible, alejándose de días fijos del calendario. Octubre fue el mes seleccionado por ser un momento de transición en el año, y el viernes, al inicio del fin de semana, representaba un día ideal para compartir felicidad y optimismo.
El mensaje detrás de la sonrisa
Más allá de un simple gesto, la sonrisa tiene un impacto positivo en la salud emocional y en las relaciones sociales. Diversos estudios destacan que sonreír ayuda a reducir el estrés, mejora el estado de ánimo y fortalece los lazos entre las personas. Por eso, el Día Mundial de la Sonrisa busca recordar que un acto pequeño puede transformar el día de alguien más.
Una tradición global
Actualmente, el Día Mundial de la Sonrisa se celebra en varios países con actividades comunitarias, campañas solidarias, iniciativas escolares y movimientos en redes sociales. Todo con un mismo propósito: demostrar que la sonrisa es un lenguaje universal capaz de unir a la humanidad.
Una invitación a sonreír
Cada año, esta fecha recuerda que la felicidad también se encuentra en los gestos más sencillos. Al regalar una sonrisa, no solo se mejora el propio ánimo, sino que también se puede marcar la diferencia en la vida de quienes nos rodean.