En septiembre, la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) incorporará oficialmente el escuadrón de drones “Rayo Justiciero”, un sistema de aeronaves no tripuladas que se convierte en un arma decisiva contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Estas plataformas aéreas patrullan silenciosamente las zonas más críticas del país, detectan pistas clandestinas, controlan áreas de minería ilegal y monitorean rutas utilizadas por las mafias, transmitiendo información en tiempo real para reforzar la acción del Bloque de Seguridad.
Lo más relevante: varios de estos drones son diseñados y fabricados en Ecuador, en el Centro de Investigación y Desarrollo Aeroespacial de la FAE en Ambato. Con ingeniería inversa, rediseño aerodinámico y sistemas de telecomunicaciones integrados, se han producido aeronaves capaces de despegar y aterrizar en terrenos sin pistas, operar con visión nocturna e infrarroja, y volar de forma autónoma.
El escuadrón ha ejecutado más de 1.120 misiones durante 2025 en provincias como Manabí, Guayas, Esmeraldas y Tungurahua, entregando información clave para operaciones militares y de inteligencia. Además, los UAV cumplen funciones de reconocimiento, búsqueda y rescate, mitigación de desastres y protección de infraestructuras estratégicas como hidrocarburos y minería legal.
“El mensaje es claro: la cárcel o el infierno, los buscaremos hasta por debajo de las piedras”, advirtió el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, al recalcar que la prioridad es golpear la economía criminal con tecnología de vanguardia.
Con este despliegue, el Gobierno busca demostrar que ya no basta con vigilar tierra y mar: ahora los delincuentes tendrán que mirar al cielo, donde la FAE marca presencia con el “Rayo Justiciero”.