En una medida sin precedentes, la NASA ha prohibido a los ciudadanos chinos con visas estadounidenses participar en sus programas, incluyendo el acceso a sus instalaciones, teleconferencias y recursos de supercomputación.
Esta decisión, que ha tomado por sorpresa a la comunidad científica, se produce en un momento de intensa rivalidad entre Estados Unidos y China por alcanzar la Luna.
Fuentes internas describieron la directiva, que afecta a cientos de investigadores, como una «emergencia silenciosa». No está claro si un incidente específico motivó esta represión.
Sin embargo, el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, no ha dejado lugar a dudas sobre las intenciones detrás de la medida.

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«China no va a la Luna con buenas intenciones»
En una publicación en la plataforma X, Duffy fue contundente: «China NO va a la Luna con buenas intenciones. Estados Unidos llegará allí PRIMERO, preservando la paz tanto para nosotros como para nuestros socios internacionales».
La prohibición está interrumpiendo el trabajo de la agencia y podría obstaculizar las carreras de jóvenes científicos chinos. Un portavoz de la agencia aclaró que la medida es un asunto separado del reciente decreto del presidente Trump que designa a la NASA como una agencia de seguridad nacional.
NASA: La nueva carrera espacial
Esta escalada de tensiones ocurre mientras China se prepara para su propia misión tripulada a la Luna en 2030. Este plan compite directamente con el programa Artemis de la NASA.
La retórica beligerante sobre esta «nueva carrera espacial» se intensifica en un momento crítico para la NASA. La agencia se enfrenta a importantes recortes presupuestarios y de personal.
Políticos de ambos partidos en Estados Unidos han expresado su preocupación y su deseo de asegurar la supremacía estadounidense en el espacio. El senador republicano Ted Cruz y la senadora demócrata Maria Cantwell coincidieron en que el espacio ya no es solo para la exploración pacífica, sino una «frontera estratégica con consecuencias directas para la seguridad nacional».
La prohibición de la NASA marca un nuevo capítulo en la rivalidad entre las dos superpotencias, elevando las apuestas en una carrera que podría definir el futuro de la exploración espacial.

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