El cometa 3I/ATLAS, uno de los objetos interestelares más estudiados del año, continúa su recorrido por el Sistema Solar y se prepara para alcanzar su máxima cercanía a la Tierra el 19 de diciembre de 2025. Aunque su paso genera interés mundial, su trayectoria no representa ningún riesgo y permanecerá a una distancia considerable.
Durante el acercamiento, 3I/ATLAS pasará a 1.8 unidades astronómicas, lo que equivale a unos 270 millones de kilómetros. Esa distancia es suficiente para considerarlo seguro, pero también ideal para mantenerlo al alcance de los telescopios terrestres y espaciales.
¿Podrá verse desde la Tierra?
A pesar de la expectativa que genera su visita, 3I/ATLAS no se podrá ver a simple vista. Su brillo se mantiene débil, con una magnitud estimada entre 11 y 12, por lo que se necesitará un telescopio de tamaño moderado o grande para detectarlo con claridad.

Los astrónomos señalan que las mejores oportunidades de observación se darán antes del amanecer, en dirección oriental, siempre desde zonas con poca contaminación lumínica. En cielos despejados y con un equipo adecuado, será posible apreciar su coma tenue y la orientación de su cola, características que aún permanecen activas después del perihelio alcanzado a finales de octubre.
Un cometa que seguirá en observación
Aunque el pico de cercanía ocurre este mes, 3I/ATLAS continuará siendo estudiado durante los meses posteriores. Su composición rica en gases volátiles y su origen fuera del Sistema Solar lo convierten en un objeto clave para entender cómo se forman los cometas en otros sistemas planetarios.
Investigadores de diversas misiones seguirán monitoreando cambios en su brillo, actividad y estructura. Gracias a su largo tránsito, los telescopios podrán obtener datos hasta bien entrado 2026.
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