El próximo Mundial de la FIFA 2026, que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México, enfrenta un desafío sin precedentes: el cambio climático.
Según el informe Canchas en Peligro, elaborado por Football For Future y Common Goal, 14 de las 16 sedes del torneo ya superan los umbrales de seguridad para el juego debido a calor extremo, lluvias impracticables e inundaciones. Ciudades como Dallas, Houston, Miami y Monterrey podrían registrar temperaturas que superan los 32 °C (WBGT), nivel que obliga a pausas de hidratación y pone en riesgo la salud de jugadores y aficionados.
Estadios en riesgo
En Houston se contabilizan hasta 51 días al año con temperaturas superiores al límite de adaptabilidad humana, mientras que Dallas registra 31. Aunque algunas sedes cuentan con techos retráctiles o ventilación, el informe advierte que estas medidas son insuficientes.
Impacto más allá de la élite
El estudio también alerta que, para 2050, casi el 90 % de los estadios en Norteamérica requerirán medidas de adaptación. Además, el problema no solo afecta a las grandes sedes: canchas de base en Egipto o Nigeria podrían volverse prácticamente inutilizables por el calor, afectando la formación de nuevas generaciones de futbolistas.
El reto de la FIFA
El informe pide a la FIFA comprometerse con cero emisiones netas para 2040, adaptar los horarios de los partidos y financiar infraestructura climáticamente resiliente. La organización tiene la oportunidad de convertir al Mundial 2026 en un modelo de sostenibilidad… o de quedar marcada por la inacción frente a la crisis ambiental.