El agua con gas ha ganado popularidad como alternativa a las bebidas azucaradas, pero existen dudas sobre sus beneficios y efectos en la salud. ¿Es realmente más saludable que el agua sin gas o solo una cuestión de preferencia?
El agua con gas se produce añadiendo dióxido de carbono bajo presión, creando burbujas sin modificar las propiedades básicas del agua. A diferencia del agua tónica, que contiene quinina, el agua con gas no tiene aditivos ni calorías. Algunas versiones incluso ofrecen sabores naturales sin edulcorantes.
Aunque no se ha comprobado que el agua con gas sea más beneficiosa que el agua sin gas, ambas son igual de hidratantes. Expertos aseguran que ambas opciones aportan la hidratación esencial, sin efectos negativos en la salud. Sin embargo, quienes sufren de reflujo ácido podrían preferir el agua sin gas para evitar la incomodidad de la carbonatación.
Un mito común es que el agua con gas puede ayudar a perder peso. Aunque algunos estudios sugieren que el dióxido de carbono podría influir en la absorción de azúcar, los expertos aclaran que los efectos son mínimos y no son suficientes para generar cambios significativos en el peso corporal.
El impacto del agua con gas en los dientes también ha sido cuestionado. Si bien su acidez es levemente mayor que la del agua sin gas, no representa un riesgo significativo para el esmalte dental. Su efecto es neutralizado rápidamente por la saliva, por lo que el consumo moderado no suele ser perjudicial.