El desayuno representa mucho más que una simple rutina matutina: es una oportunidad fundamental para impulsar la salud metabólica, la función cognitiva y el bienestar general.
Según la evidencia científica actual, un buen desayuno, equilibrado, aporta energía, nutrientes esenciales y contribuye a la regulación del metabolismo y el control del peso.
La primera comida del día puede marcar la diferencia en la calidad de la dieta y el rendimiento físico y mental, en niños, adolescentes y adultos mayores.
También puedes leer: Conoce las consecuencias para la salud de comer rápido, según los expertos
Para la ciencia el desayuno es importante
El papel de esta comida en la salud ha sido objeto de debate, pero los científicos destacan su relevancia por varias razones.
Según la Fundación Española de Nutrición, el primer alimento del día desempeña un papel fundamental al ‘despertar el cerebro’ y proporcionar la energía inicial necesaria después del ayuno nocturno.
Se recomienda que esta comida aporte entre el 20 y el 25% de las calorías diarias. Además de la energía, el desayuno es clave para el suministro de vitaminas y minerales.
Las investigaciones revelan que los nutrientes que se omiten en un desayuno deficiente difícilmente se compensan en el resto del día. Esto puede afectar el estado nutricional general.
En el ámbito metabólico, un desayuno equilibrado permite estabilizar los niveles de azúcar en la sangre durante la mañana.
Omitirlo o consumir alimentos con azúcares refinados puede provocar picos y caídas bruscas de glucosa, generando fatiga y antojos.
En cuanto al control del peso, el consumo regular de desayuno se ha vinculado con un menor riesgo de sobrepeso y obesidad.
Componentes esenciales del desayuno ideal
La ciencia respalda que un desayuno equilibrado debe incluir una combinación adecuada de nutrientes, priorizando la calidad de los alimentos.
- Carbohidratos complejos: los granos integrales, como la avena, el pan integral o la quinoa, deben ser la base, ya que aportan energía sostenida y fibra, mejorando la digestión y regulando el azúcar en sangre.
- Proteínas magras: huevos, productos lácteos bajos en grasa, yogur natural, frutos secos, semillas y legumbres son fuentes recomendadas. Una ingesta de 20-30 gramos de proteína en el desayuno favorece la saciedad y la salud muscular.
- Grasas saludables: la palta, los frutos secos, las semillas y el aceite de oliva virgen extra proporcionan energía y ayudan a la absorción de vitaminas. Se aconseja limitar las grasas saturadas y evitar las grasas trans.
–