La frontera entre Tailandia y Camboya se ha convertido en el epicentro de una alarmante escalada militar en el sudeste asiático, luego de que enfrentamientos armados entre ambos países dejaran más de 138.000 desplazados y al menos 16 muertos. La violencia, desatada por una antigua disputa territorial, llevó a Tailandia a advertir que la situación podría transformarse en una guerra abierta.
“Si la situación se agrava, podría derivar en una guerra, aunque por ahora sigue limitada a enfrentamientos”, declaró el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, tras dos días de hostilidades con Camboya, que incluyeron el uso de tanques, artillería pesada, infantería y aviones de combate.
Consejo de Seguridad de la ONU convocó una sesión de emergencia
El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una sesión de emergencia este viernes en Nueva York, tras una solicitud formal del primer ministro camboyano Hun Manet, quien pidió intervención internacional para evitar una escalada regional.
Según el Ministerio del Interior de Tailandia, más de 138.000 personas fueron evacuadas de cuatro provincias fronterizas. Entre los desplazados hay 428 pacientes hospitalarios que fueron trasladados a refugios temporales. Las autoridades tailandesas impusieron la ley marcial en ocho distritos, informó el comandante Apichart Sapprasert, jefe de la fuerza fronteriza en Chanthaburi y Trat.
El último balance oficial tailandés reporta 15 muertos (incluido un soldado) y 46 heridos, mientras Camboya confirmó una víctima fatal y cinco heridos. No obstante, periodistas de AFP documentaron cuatro soldados camboyanos heridos y tres civiles atendidos en hospitales en la provincia de Oddar Meanchey, lo que sugiere un subregistro oficial.
El ejército tailandés reportó que los combates continuaron en al menos tres puntos fronterizos la madrugada del viernes, mientras que en la ciudad camboyana de Samraong se escucharon disparos de artillería. “Vivo muy cerca de la frontera. Tenemos miedo porque empezaron a disparar de nuevo sobre las 6 de la madrugada”, relató Pro Bak, un residente de 41 años que evacuó junto a su familia. “No sé cuándo podremos volver a casa”, agregó.
Escalada del conflicto entre Tailandia y Camboya
La escalada se enmarca en un conflicto no resuelto que afecta zonas fronterizas con antiguos templos, cuyos límites siguen en disputa pese a una sentencia de la Corte Internacional de Justicia que favoreció a Camboya en 2013. Entre 2008 y 2011, enfrentamientos similares dejaron 28 muertos y decenas de miles de desplazados.
La tensión resurgió en mayo, con la muerte de un soldado camboyano. Esta semana, el conflicto se agravó tras la expulsión mutua de diplomáticos y el rompimiento parcial de relaciones bilaterales. Tailandia expulsó al embajador camboyano luego de que una mina terrestre hiriera a cinco soldados tailandeses, y Phnom Penh respondió retirando a casi todos sus diplomáticos de Bangkok.
La Cancillería tailandesa expresó su disposición al diálogo y propuso a Malasia como mediador, aprovechando su rol como presidente pro tempore de la ASEAN. “Estamos listos, si Camboya desea resolver este asunto a través de canales diplomáticos, bilateralmente o incluso mediante Malasia. Pero hasta ahora no hemos tenido ninguna respuesta”, declaró Nikorndej Balankura, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia.
Mientras tanto, actores internacionales manifestaron preocupación. Estados Unidos y Francia pidieron el cese inmediato de las hostilidades. La Unión Europea y China se sumaron al llamado al diálogo.
“Este problema tiene sus raíces en las secuelas de los colonizadores occidentales y debe ahora abordarse con calma y de manera adecuada”, señaló el ministro de Relaciones Exteriores chino Wang Yi.
Con la tensión en aumento, la comunidad internacional teme que el conflicto bilateral pueda arrastrar a otros actores regionales, alterar el equilibrio geoestratégico del sudeste asiático y derivar en una crisis humanitaria de gran escala